Sometida a una enorme deuda y con el riesgo de una baja en su calificación, la petrolera estatal mexicana Pemex sufrió el año pasado el mayor aumento en sus obligaciones de pensiones del que se tenga registro, al jubilarse trabajadores con generosos beneficios.
Pemex está luchando para evitar que sus bonos sean clasificados como chatarra, lo cual presionaría la calificación soberana de México y supondría un duro golpe para el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha prometido revitalizar a la empresa.
El pasivo de pensiones sin fondos de Pemex aumentó un 34.8 por ciento el año pasado hasta casi 1.500 millones de pesos (77,3millones de dólares), según sus datos oficiales. También tiene una deuda financiera de 105.2 millones de dólares.
“No hay empresa ni privada ni pública del mundo que pueda sostener ese costo”, dijo Jorge Sánchez, director del grupo de expertos financieros FUNDEF. “Lo que tiene Pemex quebrado, entre muchas otras cosas, es su pésimo esquema de pensiones”, añadió.
Pemex negoció la mayoría de sus pensiones con el sindicato de trabajadores petroleros hace muchos años, cuando los precios del petróleo eran más altos y la esperanza de vida era menor.
En la última década y media, la producción de crudo ha caído mientras que las obligaciones de la empresa aumentaron. Respaldada por una garantía implícita del gobierno, Pemex es uno de los mayores empleadores de México y tenía 159.400 trabajadores activos en 2018 y 130.444 jubilados.
Algunos recibieron hasta el 300 por ciento de su antiguo salario en pagos de pensiones, según una reciente auditoría. Casi la mitad de los jubilados recibían entre 10.000 y 20.000 pesos al mes, mucho más que la mayoría de los mexicanos. Cientos más recibieron más de 100.000 pesos.
La auditoría también encontró irregularidades en el 13,3% de los pagos de pensiones; en algunos casos no estaba claro si todavía los beneficiarios estaban vivos.
Ni Pemex ni el sindicato de la empresa ni la secretaría de Hacienda respondieron a solicitudes de comentarios. Los pasivos por pensiones sólo fueron más altos en 2014, según datos de Pemex.
En ese entonces, el gobierno anterior asumió una parte de la deuda y negoció cambios en el plan de pensiones que incluían el aumento de la edad de jubilación.
Aaron Gifford, un analista del administrador de activos T. Rowe Price, dijo que la carga de las pensiones era otra preocupación para el perfil crediticio de Pemex.
“La cuestión es si el mercado lo está subestimando”, dijo. Fitch Ratings dijo que aunque Pemex ha implementado medidas para contener sus pasivos de pensiones, tardarán años en surtir efecto. Otras agencias de calificación no hicieron comentarios.
López Obrador ha lanzado a Pemex varios salvavidas, incluyendo inyecciones de efectivo, exenciones de impuestos y refinanciamiento de deuda.
Los inversores son cada vez más escépticos en cuanto a que pueda rescatar a Pemex, cuya producción de crudo volvió a caer el año pasado y a la que todas las agencias de calificación tienen en perspectiva negativa, lo que indica nuevas rebajas.
“Pemex es una empresa que no tiene control sobre su balance, y mucho menos sobre su destino”, dijo Kim Catechis, jefe de estrategia de inversión del administrador de activos Martin Currie.
Mientras tanto, los recortes en las tasas de interés por parte de los bancos centrales de todo el mundo están presionando a la baja los rendimientos de los fondos de pensiones, añadió Catechis.
Peor aún, la economía mexicana entró en una leve recesión el año pasado y si los pasivos de las pensiones siguen aumentando, el gobierno será menos capaz de proporcionar apoyo, dijo Gonzalo Monroy, un experto independiente en energía.
“¿Puede el gobierno mexicano (...) continuar con las inyecciones de efectivo en una economía de bajo crecimiento y estancada?”, preguntó.