Jason Rezaian uno de los cuatro estadounidenses liberados el sábado por Irán como parte de un intercambio de prisioneros, se reunió con editores del Washington Post en el hospital de Alemania donde se recupera antes de regresar al país.
Rezaian fue detenido en 2014 y acusado de espionaje, ambos cargos que tanto el diario como la administración Obama califican de absurdos. Tras un juicio a puertas cerradas donde aparentemente no tuvo oportunidad de una defensa, fue condenado a prisión por un tiempo indeterminado.
El periodista dice que pasó la mayor parte de su tiempo en prisión bajo custodia de la Guardia Revolucionaria de Irán, la fuerza militar vinculada con los líderes religiosos de línea dura de ese país. Señala que fue mantenido en una pequeña habitación sin colchón, y su único ejercicio era salir a un patio.
Rezaian dice que estuvo hospitalizado tres veces con infecciones crónicas del ojo y de la ingle. Sus últimas horas, dijo, fueron las más difíciles porque hasta último minuto antes que lo entregaran a diplomáticos suizos, hubo muchas tensiones que le hicieron temer que algo saldría mal.
"Quiero agradecer a mi familia, especialmente a mi hermano Ali, a mi esposa en Irán y a mi madre en todas partes donde estuvo. Ellos han sido increibles. También quiero agradecer a todos en el (Washington) Post, a mis colegas de otros medios y a todos en el gobierno estadounidenses que jugaron un importante papel en mi liberación", señaló.
El exinfante de marina Amir Hekmati, otro de los prisioneros liberados por Irán también se reunió con su familia el lunes. Su cuñado, hermanas y el legislador de Michigan, Daniel Kildee, lo visitaron en el hospital alemán donde se encontraba.
Hekmati, un iraní-estadounidense fue arrestado en 2011 cuando visitaba a su abuela, y acusado de espionaje.
El pastor estadounidense, Saeed Abedini, encarcelado en 2012 por propagar la fe cristiana y Nosratollah Khosravi-Roodsari, cuyas razones para estar en Irán aún no están claras, también fueron liberados el sábado. Matthew Trevithick, detenido el mes pasado en Irán por cargos que nunca se anunciaron fue liberado en un trato separado de los otros cuatro estadounidenses.
A cambio de los cuatro estadounidenses, el presidente Barack Obama ofreció perdonar a siete iraníes acusados o convictos de violar las sanciones comerciales de EE.UU. contra Irán, y retiró cargos contra otros 14 iraníes en el extranjero, que nunca pudieron ser extraditados.
Irán también accedió a tratar de determinar la suerte de Robert Levinson, un ex agente del FBI que desapareció en Irán en 2007, cuando trabajaba en un proyecto vinculado con la CIA. Funcionarios estadounidenses desconocen si aún sigue con vida.