El fundador del grupo rebelde peruano Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, reapareció en público el martes con la barba crecida y canoso, para someterse a un nuevo juicio por la muerte de 25 personas en la explosión de un coche bomba en un barrio rico de Lima hace más de dos décadas.
Guzmán, de 82 años y cumpliendo una sentencia a cadena perpetua desde hace un cuarto de siglo en una celda unipersonal, dijo ante la corte que se encuentra enfermo desde hace un mes y pidió ser observado por un médico privado porque no confía en los que trabajan para el sistema estatal penitenciario.
El ex líder del grupo maoísta, que no aparecía en público desde que fue sometido a otro juicio en 2014, es acusado de ser autor mediato por la detonación de un carro con 400 kilos de explosivos en el barrio residencial de Miraflores en 1992, el mayor atentado de Sendero Luminoso contra civiles en Lima.
"No puedo comer, mi ropa me queda holgada. ¿Quién me atiende?", preguntó Guzmán al panel de jueces en una sala adyacente a la base naval del Callao, en la costa de Lima, donde cumple condena por terrorismo y por la muerte de miles de personas durante una guerra interna a fines del siglo pasado.
El atentado en el barrio de Miraflores fue parte de una ofensiva de Sendero Luminoso en la capital del país, y ocurrió meses antes de que Guzmán fuera capturado durante el gobierno de Alberto Fujimori.
Alfredo Crespo, abogado de Guzmán, dijo a Reuters que el atentado no fue ordenado por el fundador del grupo rebelde y que fue ejecutado por un comando de Sendero Luminoso que actuó por su cuenta. "Además fue un hecho fortuito (...) era para que estalle al pie de un banco, lejos del público", dijo.
Los fiscales del caso piden para Guzmán y otros ex líderes encarcelados del grupo rebelde sentencias a cadena perpetua.
Perú vivió durante dos décadas una sangrienta lucha entre las fuerzas de seguridad y Sendero Luminoso, en la que murieron o desaparecieron unas 69.000 personas, según cifras oficiales.