Un calor sofocante rompió récords en Europa la semana pasada, en la más reciente de varias olas de calor que están afectando al continente desde junio.
Las temperaturas se acercaron o superaron los 40 grados Celsius en gran parte de Europa Occidental y ahora se están moviendo hacia el este, donde se espera que se mantengan hasta agosto.
Las olas de calor se están haciendo más intensas, más frecuentes y más largas en todo el mundo debido al cambio climático, pero lo que sucede en Europa es atípico.
"Hemos tenido un gran incremento en la cantidad de olas y su intensidad”, dijo a la Voz de América el científico Robert Vautard, del Laboratorio de Clima y Ciencias Ambientales de Francia. “La más reciente es solo una continuación de la serie”.
La ola de calor en Europa de 2003 causó más de 70.000 muertes. Otras olas en 2006, 2010, 2015, 2018, 2019 y 2020 también mataron a miles.
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Con casi de 1,94 a 1,99 grados como promedio más que en la etapa preindustrial, Europa se ha calentado a un ritmo de casi el doble del promedio global de 1,1 grados.
Las recientes olas de calor en Europa han alcanzado temperaturas de tres a cinco grados más que las registradas antes del período actual de cambio climático, dijo Vautard.
Sin embargo, los modelos computarizados vaticinan menos calor del que ocurre en la realidad, lo que confunde a los expertos. “Los modelos predicen fácilmente aumentos de 1.5 a 2,0 grados en las olas extremas desde hace unos 100 años, pero no 4,0 grados”.
Dim Coumou, un científico de la Universidad Libre de Ámsterdam, dijo a la VOA que Europa se está calentando de tres a cuatro veces más rápido que el resto de las latitudes medias.
"Pero no se entiende bien por qué las olas de calor en Europa ha aumentado más rápido que en otras regiones”.
Los científicos siguen buscando respuestas. Coumou investiga cómo los cambios en las corrientes en chorro (de viento) promueven las olas de calor en Europa. Otros factores potenciales son los suelos resecos y una circulación oceánica más lenta.
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Corrientes en chorro
El clima de Europa es moderado por las corrientes en chorro, un acelerado flujo de aire que circula alrededor del hemisferio occidental de oeste a este.
A veces, el flujo se divide en dos, en Corrientes de chorro dobles. Estas corrientes son normales, pero el cambio climático parece que las produce más a menudo y de mayor duración.
Este mes, Coumou y sus colegas publicaron resultados en la revista Nature Communications que relacionan la mayor frecuencia y persistencia de las corrientes de chorro dobles con las olas de calor en Europa y afirman que el calor adicional que no vaticinan los modelos pueden ser explicados por las corrientes de chorro dobles.
Suelos resecos
Los suelos húmedos actúan como un amortiguador contra el calor extremo, señaló la científica Sonia Seneviratne del ETH Zurich en una comunicación a la VOA.
"Cuando los suelos se secan en regiones en que deben mantenerse húmedos, hay menos evapotranspiración, o sea, menos agua que se evapora a través de las pantas o directamente desde los suelos. La evapotranspiración tome normalmente mucha energía, lo que implica que si no ocurre porque los suelos están demasiados secos, esta energía pasa a calentar el aire”, explicó.
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Circulación oceánica
Una desaceleración de una de las principales corrientes oceánicas, la Circulación de Vuelco Meridional del Atlántico (AMOC), también podría estar contribuyendo a la olas de calor en Europa.
Esta corriente lleva agua salada tibia hacia el norte y agua fría hacia el sur. Los modelos climático llevan tiempo vaticinando que la AMOC será más lenta a medida que el clima se caliente, y algunos científicos creen que ya está sucediendo.
Causa y efecto
Todos estos factores pueden interactuar, lo que dificulta determinar una sola causa para alguna ola de calor o para el fuerte patrón de olas de calor extremo en Europa en general.
Los investigadores dijeron a la VOA que hacen falta más investigaciones para comprender el fenómeno.
Lo que está claro es que los veranos en Europa serán más calurosos y Vautard dice que las autoridades deben prepararse desde ahora para olas de calor de hasta 50 grados y no esperar a que los modelos se ajusten a la realidad.
"Cuarenta grados en Londres. Si alguien me lo hubiera dicho hace 20 años no lo hubiera creído, pero ahí están”, señaló.
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