México calificó de "modesto" el compromiso estadounidense para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 17% para el 2020 respecto a los niveles del 2005, durante la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Clima.
"Obama tiene la disposición de lograr progresos, pero las condiciones internas no están allí debido a (los resultados de) las elecciones legislativas", comentó de Luis Alfonso de Alba, el representante de México.
Muchos republicanos rechazan las evidencias científicas del calentamiento global y en los últimos dos años han combatido la legislación energética patrocinada por los demócratas.
Sin embargo, Alba elogió a la vez otras ofertas no vinculantes formuladas por India y China. Estados Unidos ha insistido en que aceptará límites obligatorios a la contaminación sólo si China también los acepta.
China es el mayor contaminante del mundo pero a su vez el mayor inversionista en energía renovable, por lo que rechaza los límites internacionales alegando que todavía necesita contrarrestar la pobreza generalizada y que no tiene responsabilidad histórica por el problema.
Pero China ha prometido contener el crecimiento de sus emisiones reduciendo la intensidad de carbono del 40% al 45% para el 2020 en base a los niveles de 2005. India, otra gran economía emergente, ofreció reducir ese rubro del 20% al 25%.
Los analistas coinciden en que China se ha movilizado expeditivamente para adoptar una tecnología favorable al ambiente, aunque en los últimos años ha superado a Estados Unidos en el consumo y contaminación de carbón.
Ante el fracaso de la Cumbre de Copenhague de 2009 donde no se logró ningún acuerdo relevante, los negociadores esperan formalizar ahora los compromisos voluntarios de emisiones. Aunque también en esta ocasión las disputas siguen impidiendo un acuerdo para formular un tratado.
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de Naciones Unidas recomendó en 2007 que las emisiones de carbono y otros gases contaminantes se reduzcan del 25% al 40% para el 2020 respecto a los niveles de 1990. Esto impediría que las temperaturas suban más de 2 grados centígrados en los próximos años.
Los expertos coinciden en que las promesas, incluso si se aplicaran en su totalidad, sólo alcanzarían el 60% de dicho objetivo.