Las manifestaciones en contra de las decisiones de no presentar cargos en los casos de Ferguson y Nueva York se han extendido a varias ciudades de Estados Unidos y en algunos casos se han agravado.
Cientos de manifestantes salieron de las iglesias en Chicago hacia las calles para protestar lo que consideran un tratamiento injusto y a veces letal de los sospechosos negros por parte de policías blancos.
En Berkeley, California la policía disparó balas de goma y utilizó humo y bengalas durante una protesta que duró toda la noche del sábado que se volvió cada vez más caótica.
Los manifestantes destruyeron ventanales de un supermercado y una tienda y se enfrentaron a la policía, dejando cinco adultos y un juvenil arrestado y al menos un oficial hospitalizado y dos más golpeados por piedras.
En Miami, una protesta bloqueó una porción de una autopista, haciendo más lento el tráfico hacia una exhibición de arte internacional en Miami Beach.
Nueva York, Filadelfia, Seattle y Washington también tuvieron manifestaciones.
El presidente Barack Obama dijo durante un programa con el canal de cable BET, que al enfrentar algo "tan profundamente enraizado como el racismo y los prejuicios en cualquier sociedad, hay que mantenerse atentos, pero hay que reconocer que va a demorar".
La última ola de protestas comenzó el miércoles cuando un gran jurado de Nueva York decidió no presentar cargos contra el policía Daniel Pantaleo, quien en un intento por someter a Eric Garner, de 43 años y padre de seis hijos, lo asfixió hasta morir.
La decisión en Nueva York tuvo lugar nueve días después de otra similar en Ferguson, Missouri, donde el oficial Darren Wilson fue exonerado de cargos por matar a Michael Brown, de 18 años, en un incidente acaecido en agosto.