Vestido con una túnica y un kufi -una cubierta para la cabeza-, Wilfredo Ruiz me recibe en su oficina. “¿No eres musulmán, cierto?”, me pregunta. Niego con la cabeza e inmediatamente me ofrece un surtido de dátiles. “Eso sí que puedes comer tú, que no practicas el Ramadán”, me responde.
Ruiz sigue la estricta doctrina del islam que, obliga, entre otras cosas a que sus feligreses hagan ayuno durante las horas de sol durante un período del año. Es lo que se conoce como Ramadán, el mes que coincide con el noveno mes del calendario islámico y cambia en torno al mes lunar.
“Es una época de celebración en el mundo islámico y celebra precisamente la revelación del Corán, que se inició en un mes de Ramadán”, explica el hombre sobre este mes donde el ayuno, la caridad y las oraciones cobran un significado distinto”, relata a la Voz de América.
Hace 25 años, Wilfredo ni siquiera se imaginaba que un día como hoy estaría abrazando la cultura islámica. En esa época apenas conocía la tradición y la cultura musulmana. Todo lo contrario. “Vivía en Puerto Rico y no era alguien que practicara su religión, a pesar de que mi madre, en paz descanse, era muy católica y nos educó en colegios católicos”, comenta.
Tras cursar sus estudios, el hombre estudió para ser abogado. Montó su propio negocio y se casó. Pero todo cambió cuando nacieron sus dos hijos. “Cuando ellos tenían uno o dos años, empecé a tener conversaciones recurrentes con la madre de mis hijos sobre la necesidad de visitar una iglesia para que los niños tuvieran algún referente ético y moral”, comentaba.
Ese referente, aclara, no tenía que pasar necesariamente por la Iglesia católica, a pesar de haber sido educado con esos valores. Un día, mientras manejaba por los suburbios de San Juan, en un barrio conocido como Vega Baja, observó que habían construido una mezquita. De eso hace ya 21 años.
“En ese momento dije a mi familia: ¿Saben qué? Voy a averiguar del islam”, explicó echando la vista atrás.
Incluso, se atrevió a hacer mofa de ello. “Le dije a mi esposa: ¿Te imaginas nuestro patio de casa con camellos y yo con un turbante?”, recordaba entre risas.
Y fue así como empezó a acercarse a la religión islámica. “Lo que me cautivó fue, en síntesis, el concepto de Dios, que Él únicamente es el creador y a Él le debemos exclusivamente todos nuestros rezos y sacrificios”, dijo.
Reconoce que su madre fue quién quedó más impactada por la decisión que había tomado. “A pesar de que era adulto con hijos, mi mamá no me habló por meses, y la entiendo porque ella era muy devota, iba a misa diariamente, era ministro de la eucaristía y estaba muy envuelta. De repente, el hijo abraza el islam y cayó presa de precisamente de reportajes que tratan que aclarar mucha desinformación, como que el islam es algo ajeno a nuestra cultura, como si Jesucristo no fuera del Medio Oriente también”, señaló.
Más de dos décadas después, él mismo ha confirmado que ese acercamiento con el islam no era algo anecdótico de su juventud. Ahora, residiendo en el sur de la Florida, participa activamente en el Consejo de Relaciones Americano-Islámicas (CAIR, por sus siglas en inglés), una organización que trabaja en pro de los derechos de los musulmanes en esta región del país, donde se estima que viven más de 100.000.
Ahora está en plena época de Ramadán, que empezó el 11 de marzo y se alargará hasta el 9 de abril. Reconoce que al principio no fue fácil lidiar con los ayunos, aunque ahora ya está acostumbrado.
“Es difícil, especialmente si nunca has ayunado antes. Si estás en las regiones tropicales o subtropicales, en los períodos de ayuno en verano, (el Ramadán) se puede extender hasta más de 13 horas, incluso 14”, expone y aclara que el “ayuno va un poco más allá de no ingerir alimentos o beber agua”.
“Es un periodo donde el silencio y el recogimiento deber se lo prioritario en la vida, un período donde, a pesar de estás ayunando, tienes que seguir, estás llamado a seguir con tus obligaciones diarios. Si eres estudiante, estudiar, si eres deporte, hacer deporte, y si haces cualquier otra profesión, ejercerla”, comenta insistiendo en que “obviamente, acomodando tu salud”.
Sobre eso, recalca que si “en algún momento el ayuno cobra algo de tu salud, estamos mandados a inmediatamente detenerlo porque no es el objetivo del ayuno lo que se logre nuestra salud”.
“Hay ancianos que están exentos de ayuno, las mujeres que están en su menstruación o los niños menores de edad no tienen que ayunar. Es decir, tienes que estar hábil en salud para ayunar”, agrega al respecto.
Desde la organización en la que participa activamente, Wilfredo Ruiz está dispuesto a romper con los estereotipos de los musulmanes en la cultura occidental. “En el mundo islámico, te encuentras con musulmanes que tienen prácticas religiosas similares a las que encuentras en el cristianismo, o sea, un cristiano devoto que va todos los días a misa y un cristiano que pasan años y nunca pisa una iglesia”, subraya.
Con todo, celebra que después de tanto tiempo haya hecho del islam su modo de vida. Su esposa también, al igual que sus hijos, aunque no son tan estrictos. “Están en los veinte, y ya sabes que cuando estás en esa edad…”, sonríe sin terminar la frase.
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