Putin niega haber intentado asustar a Merkel con su perro Koni

ARCHIVO - La canciller alemana Angela Merkel y el presidente ruso Vladimir Putin sostienen una reunión mientras pasa el perro de Putin, Cony, durante la reunión en la residencia de Putin en el balneario ruso de Sochi, en el Mar Negro, el domingo 21 de enero de 2007.

La canciller alemana Angela Merkel recordó, en su reciente libro "Memorias", cómo el presidente ruso Vladimir Putin la hizo vivir un "calvario" al llevar a su perro Koni a una reunión con ella en 2007. Merkel asegura tenerle miedo a los perros.

El presidente ruso Vladimir Putin negó el jueves haber utilizado de forma deliberada a su labrador negro, Koni, para intimidar a la canciller alemana Angela Merkel, en una reunión en 2007 que se convirtió en un sonado incidente diplomático.

Merkel escribió en sus nuevas memorias "Libertad" que, sabiendo que Putin a veces llevaba a la mascota a las reuniones con invitados extranjeros, había pedido a un ayudante el año anterior que solicitara al equipo del presidente ruso que no sacara a Koni en su presencia porque le daban miedo los perros.

Según afirmó, cuando se reunieron en Moscú en 2006, Putin respetó la petición pero le regaló un gran perro de peluche, señalando que no mordía. No obstante, el año siguiente en Sochi, el gran perro deambuló por la sala y se acercó a Merkel mientras la canciller, visiblemente incómoda, se sentaba junto a Putin ante los fotógrafos y las cámaras de televisión.

Preguntado por el incidente el jueves, Putin negó haber sido consciente de la fobia de Merkel y dijo que más tarde se había disculpado con ella.

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"Francamente, ya se lo dije a Merkel, no sabía que tenía miedo a los perros. Si lo hubiera sabido, nunca lo habría hecho. Al contrario, quería crear un ambiente relajado y agradable", declaró en rueda de prensa.

Los periodistas rusos sonrieron mientras Putin se disculpaba de nuevo ante Merkel y afirmaba que, en el improbable caso de que volviera a visitarla, "no volvería a hacerlo en absoluto". Asimismo, agregó que "vuelvo a apelar a ella y le digo: Angela, por favor, perdóname. No quería causarte ninguna angustia".

En su libro, la excanciller describió el incidente como un calvario.

"Intenté ignorar al perro, aunque se movía más o menos a mi lado. Interpreté las expresiones faciales de Putin como si estuviera disfrutando de la situación", escribió. "¿Quería ver cómo reacciona una persona en apuros? ¿Era una pequeña demostración de poder? Sólo pensé: mantén la calma, concéntrate en los fotógrafos, ya pasará".

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