La otra Fan Zone, desde la que los trabajadores migrantes ven la Copa del Mundo

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En las afueras de Doha existe un mundo paralelo donde seguir los partidos y disfrutar de este mundial catarí está reservado para quienes han dejado su país por un trabajo y han contribuido a construir la estructura de este magno evento, pero sin poder acceder a el. Iacopo Luzi nos cuenta.

En Doha hay dos Fan Zones o ‘Zonas de Hinchas’. La primera está en la Corniche, el malecón de la capital. Puede albergar unas 40.000 personas, está equipada con múltiples pantallas gigantes que proyectan los partidos de la jornada, se presentan estrellas del pop internacional en concierto y se sirve cerveza de verdad, con alcohol.

Esa la zona diseñada para los turistas, el corazón de la Copa del Mundo, donde se puede acceder, sin embargo, solamente con la Hayya Card, es decir, un pase que se obtiene solo comprando boletos de los partidos o siendo residentes.

Unos treinta kilómetros más al sur, en los suburbios, se encuentra la otra ‘Zona de Hinchas’. Estamos lejos de la Doha que experimentan los fanáticos. Aqui la imagen es completamente diferente: No hay rastro de occidentales o de cerveza. En los cafés no se ofrecen perros calientes sino comida india. No hay mar ni rascacielos, solo camiones y contenedores.

En su interior se reúnen decenas de miles de trabajadores, principalmente del Sudeste Asiático, pero también de África. Son los habitantes de la llamada Zona Industrial, un área de la ciudad construida específicamente para albergar a los numerosos trabajadores migrantes en Doha. Viven aqui, hacinados, en barrios populosos.

Abdul Basit, trabajador del Fan Festival, habla sobre el acceso a la Fan Zone: “No hay requisito de la Hayya card, porque la mayoría de las personas del área industrial viene de países que no tienen mucho nivel de educación. Qatar ha mantenido esto muy básico, cualquiera puede ingresar, es totalmente gratis”.

Se trata de un viejo estadio de cricket, estos trabajadores que construyeron las infraestructuras del mundial, casi en su totalidad, no pueden disfrutarlo. Conseguir una hayya card es muy caro para un migrante porque los precios son excesivos y, por lo general, estas personas envían todo lo que ganan a sus familias a miles de kilómetros de distancia, a sus naciones de origen. Ir a ver un mundial es un lujo con el que no pueden ni siquiera soñar.

Roya Shidogo, trabajador migrante de Kenya, explica: “Las entradas son muy caras. Creo que se debe a la etapa de juegos. Estamos cerca del final del mundial y las cosas están muy disputadas.”

Lejos del mundial, pero muchos aprovechan este festival para tener un momento de descanso, después de una larga jornada laboral. Casi nadie quiere hablar o ser entrevistados. En la entrada de la fan zone, hay una pancarta que, en árabe, inglés e hindi dice: "Gracias por sus esfuerzos para producir la mejor Copa del Mundo de la historia".