Nadia Martínez vende frutas y hortalizas en un mercado popular en Buenos Aires, que estaba abarrotado de argentinos buscando hacer rendir su dinero tras una reciente devaluación de su moneda de más del 50 % dispuesta por el Gobierno para contener una inflación crónica.
Pero no hay mucha suerte. Tampoco en otros supermercados, que amanecieron con precios remarcados.
“Está aumentando todo... No bajan los precios, cada vez es peor, ayer estaba una cosa a 900 (pesos) y hoy la encontramos en 2.500", comenta a la Voz de América Martínez, desde su puesto en el Mercado Central.
En cada hilera de este ruidoso galpón, los vendedores tienen sobre los cestos de madera exhibidos los alimentos con sus precios marcados a mano en grandes y llamativos carteles.
Muchos observan y siguen en busca de otros más convenientes.
Un día antes, el gobierno de Javier Milei lanzó su primer paquete económico con el que busca poner freno precisamente a la inflación crónica que atraviesa Argentina y al déficit de las finanzas públicas.
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El plan de austeridad incluye la reducción de subsidios a tarifas de energía y transporte, así como la paralización de obras de infraestructura financiadas por el Estado que aún no comenzaron.
Además está el decreto de la devaluación de la moneda a 800 pesos por dólar al tipo de cambio oficial. En el país rige un régimen de control de divisas que contempla una decena de tipos de cambio diferentes.
Milei, economista de 53 años, propone un ajuste fiscal equivalente al 5 % del Producto Interno Bruto, unos 25.000 millones de dólares.
“Nuestra moneda no tiene valor, si sube un centavo de dólar aquí sube mil pesos”, lamenta Martínez, que en un día de trabajo gana 8.000 pesos, es decir, unos 8 dólares.
En efecto, la inflación a noviembre en 12 meses llegó a 160,9 %, en un país con la tercera economía más grande de América Latina.
“Nosotros no tenemos la culpa” de la subida, sigue Martínez, que dice que sortea el reproche de la gente por el constante remarcaje de precios. Tiene expectativa de que la situación mejore con las medidas anunciadas, pero espera que sea así "para los pobres, no para los ricos".
“En Argentina no se vive a futuro, se vive día a día (...) No hay plata que rinda, todas las cosas suben”, agrega.
Por su parte, María Fernández, una jubilada de 70 años y que está de acuerdo con las medidas económicas anunciadas, considera que “tenemos que sufrir el primer tiempo, pero es la única manera de salir” de la crisis”.
Al ser consultada por sus expectativas responde "sinceramente, tengo expectativa y esperanza de que, nos va a ir muy mal ahora, pero tenemos la posibilidad de salir, de no ser Venezuela".
“Todas las medidas, todos los ajustes, son jodidos para todos, todos nos vamos a tener que apretar el cinturón, pero es la única manera de salir, todas las medidas nos perjudican porque ninguno estamos bien”, sigue.
Y ni Milei ni su gobierno esconden el hecho de que el país estará peor antes de ver la luz.
Incluso el mandatario ha dicho que su país está al borde de la hiperinflación como resultado de la mala gestión de sus predecesores.
Celia, otra compradora, que prefirió no dar su apellido, no pronostica algo bueno.
“No quiero ser pesimista, pero ya he vivido. Tengo muchas canas en mi vida, ya viví esta crisis parecida, pero esto es potenciado, esto es potenciado”, insiste.
Por su parte, la principal central sindical CGT criticó las medidas, que las "paga el pueblo". Y dijo que el plan de austeridad "pondrá a millones de argentinos y argentinas en una situación socioeconómica desesperante" y "dinamitará el poder adquisitivo de los salarios".
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