Las renovaciones en la Casa Blanca: una costumbre para recibir a un nuevo presidente en EEUU

ARCHIVO - El restaurado jardín de rosas en la Casa Blanca en Washington, el 22 de agosto de 2020. La renovación fue parte de los trabajos realizados al edificio sede del poder ejecutivo estadounidense durante unas vacaciones del entonces presidente Donald Trump.

La transición presidencial en Estados Unidos implica que cada mandatario puede hacer cambios y ajustes a ciertas áreas de la residencia ejecutiva. Sin embargo, existen limitaciones para implementar ciertos cambios a fin de preservar la historia del edificio.

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, se mudará de regreso a la Casa Blanca el 20 de enero de 2025 y parte del proceso de transición incluye decidir sobre ciertas renovaciones que se realizan para acomodarlo a él y su familia como los nuevos inquilinos de la sede del poder ejecutivo estadounidense.

Así ha acontecido durante siglos, por lo que cada mandatario y primera dama pueden hacer cambios en el interior de la Casa Blanca para darle su toque personal. Eso contempla, por ejemplo, una nueva decoración y organización de las habitaciones.

La familia entrante escoge desde las fotografías que colgarán en los pasillos en los próximos cuatro años, así como obras de arte y hasta los bustos que se alzan en los diferentes rincones del edificio.

Constructores y grúas permanecen en los esteriores de la Casa Blanca mientras se ejecutan renovaciones constructivas, el 9 de agosto de 2017 en Washington, DC.

Pero estos cambios, que suelen responder a los gustos estéticos y otras prioridades formales del presidente entrante y su familia, tienen límites. La Asociación Histórica de la Casa Blanca detalla que muebles como el histórico “Resolute Desk”, uno de los escritorios más emblemáticos de la Oficina Oval, así como la vajilla y obras de arte, pertenecen al gobierno y deben dejarse en la mansión ejecutiva.

La Casa Blanca, de acuerdo con la Asociación Histórica, tiene una “vasta colección” de muebles, pinturas y otros artefactos que los presidentes entrantes pueden elegir, o pueden tomar prestados artículos de los museos.

En 2017, al comienzo de su primer término, Trump hizo cambios en la decoración de la Oficina Oval. Colgó un retrato del expresidente Andrew Jackson y reemplazó las cortinas color rojo que puso Barack Obama, por unas doradas que datan del mandato de Bill Clinton. La alfombra también la cambió por una dorada.

Joe Biden, a su vez, hizo cambios significativos a la oficina presidencial. Además de eliminar el retrato de Andrew Jackson, que reemplazó por uno de Benjamin Franklin, volvió a poner la alfombra azul oscuro con un sello presidencial en el medio.

La Oficina Oval de la Casa Blanca tras una renovación, en Washington el 22 de agosto de 2017.

Trump también había puesto un busto del exprimer ministro británico Winston Churchill, que fue reemplazado por Biden, quien decidió colocar las efigies del reverendo Martin Luther King Jr., Robert F. Kennedy, Rosa Parks, Eleanor Roosevelt, entre otras personalidades estadounidenses.

En la imagen aparece una pared de la Oficina Oval de la Casa Blanca después de una renovación del papel tapiz, en Washington, el 22 de agosto de 2017.

Renovaciones históricas en la Casa Blanca

Los cambios no son extraños en la Casa Blanca. La mansión presidencial ha tenido muchas renovaciones desde que se inició su construcción en 1792. La mayor renovación en tiempos modernos finalizó en 1952, cuando el entonces presidente Harry Truman comisionó una reconstrucción del interior de la mansión presidencial.

Truman informó en su primer mandato que oía “fantasmas” en el segundo piso de la residencia, que la estructura se agrietaba y los pasillos se hundían. Estudios realizados por ingenieros encontraron que la Casa Blanca era insegura y estaba en “peligro de derrumbe”, por lo que fue necesario hacer obras importantes de construcción.

Otras renovaciones han sido necesarias para modernizar la estructura. Entre ellos agregar tubería y electricidad, así como poner aires acondicionados y modernizar su tecnología.

En diferentes rincones de la Casa Blanca se cuentan historias de cada presidente. En 1902, el presidente Theodore Roosevelt encargó una remodelación de estilo clásico en la que se introdujo el ala oeste del edificio.

La Sala Roosevelt de la Casa Blanca tras una renovación. En Washington, EEUU, el 22 de agosto de 2017.

Algunas primeras damas han añadido también un toque de arte. Michelle Obama consiguió el cuadro Resurrección de Alma Thomas, la primera obra de una mujer afroamericana en la colección, y Melania Trump adquirió la escultura Floor Frame de Isamu Noguchi para el jardín de rosas de la Casa Blanca.

En el exterior se han visto otros cambios. Claudia Johnson rediseñó el Jardín Este y creó el Jardín Infantil, y Michelle Obama creó el huerto de la Casa Blanca en el jardín sur.

Un trabajador camina junto a las escaleras del pórtico sur de la Casa Blanca después de una renovación, 22 de agosto de 2017.

En ocasiones, para facilitar el proceso, la primera dama en ejercicio invita a la esposa del presidente electo a recorrer las habitaciones privadas y revisar los planos, así como la colección permanente de arte. Sin embargo, en el caso actual, la Casa Blanca será un lugar familiar para los Trump, quienes podrán volver a las decoraciones que mejor los representen.

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