Trump planea recortar las admisiones de refugiados en EE.UU.

Manifestación en contra de los decretos antirefugiados promovidos por Trump en el aeropuerto internacional de Dulles, en Virginia.

El gobierno de Donald Trump tiene planeado permitir no más de 45.000 refugiados el año que viene, según dijeron varios funcionarios el martes, en lo que podría ser la tasa de admisiones más baja en más de una década.

La cifra supone el número máximo de refugiados que Estados Unidos estaría dispuesto a aceptar, pero el número real de refugiados que se instalan en el país podría ser mucho menor en la práctica.

La cifra de 45.000 refugiados es un compromiso basado en los 40.000, recomendado por el Departamento de Seguridad Nacional, y los 50.000 que preferiría el Departamento de Estado, según las fuentes.

Aun así, la hostilidad declarada de Trump a recibir refugiados y la oposición de algunos miembros de su gobierno implica que Estados Unidos podría no tener intención de cubrir las 45.000 plazas en el año fiscal 2018, que comienza el domingo. El país no ha recibido tan pocos refugiados en un año desde 2006, cuando se permitió la entrada de 41.223 personas.

Todas las fuentes hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizadas a comentar de forma pública las deliberaciones internas del gobierno. No habrá una decisión final hasta el anuncio del presidente. El Departamento de Estado declinó hacer comentarios sobre las posibles cifras antes de que Trump hiciera el anuncio.

El presidente tiene hasta el domingo para determinar cuántos refugiados se admiten. Estados Unidos recibió 84.995 en el año fiscal 2016, y el expresidente Barack Obama quería elevar ese número a 110.000 en 2017.

El año pasado hubo unos 22,5 millones de refugiados en el mundo, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), y muchos más desplazados internos dentro de sus países.

La inmigración limitada es una pieza central en la política promovida por Trump. Prohibió temporalmente la entrada de viajeros de varios países de mayoría musulmana, rescindió un decreto de la era Obama que protegía a jóvenes inmigrantes de la deportación e insistió en que levantaría un muro a lo largo de la frontera con México, en el sur del país.