Todavía Hernán Feler se echa a llorar cuando recuerda que, el pasado 7 de octubre, dijo a su familia que prefería que su tía Ofelia estuviera muerta, antes que capturada por Hamás. "Era porque no quería que sufriera, pero por suerte 53 días después me equivoqué", dice entre lágrimas Feler, un popular comentarista deportivo en Argentina de visita en Israel.
Ofelia Feler de Roitman, de 77 años, perdió el contacto con su familia la mañana de ese sábado, cuando Hamás cometió la que hoy se considera la peor matanza de civiles sufrida en la historia moderna de Israel. Los milicianos islamistas la sacaron del búnker de su casa en el kibutz Nir Oz, después de destrozar su puerta a balazos y, herida en un brazo, se la llevaron a la Franja de Gaza en un tractor.
El pasado 28 de noviembre, Ofelia fue liberada durante la tregua de una semana entre Israel y Hamás, en la que se intercambiaron 105 rehenes por 240 presos palestinos.
"Estuve en Gaza, pero el lugar exacto no lo supe nunca", cuenta Ofelia. "Estuve encerrada 46 días, con llave. En la casa vivía una pareja, la señora me curaba la herida y el señor decían que eran técnico", recordó.
Para la anciana, el cautiverio fue muy solitario. "Me dejaban sola todo el día sin luz y casi sin comida. Me daban un trocito de pita, con zataar, muy duro y viejo. Yo lo metía en el vaso de té para poder tragarlo. Por la noche me daban un plato de arroz seco completamente”, relata Ofelia.
Un día Ofelia encontró un "calendario viejo", preguntó si se lo podía quedar, le dijeron que sí y comenzó a escribir en los espacios vacíos. "Empecé a escribir todos los días lo que me pasaba, escribí mucho a mi familia, a mis nietos, a mis hijos, a mi esposo". Al macharse quiso llevarse esas memorias, pero no la dejaron, tiraron los folios al suelo y les prendieron fuego.
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Ese día, el 47 de su cautiverio, la trasladaron a otro lugar. Ofelia no sabía a dónde iba ni el por qué. "Me llevaron a un hospital, cuando abrieron una puerta había dos vecinas mías que habían tenido la suerte de estar juntas todo el tiempo".
Seis días después "nos trajeron ropa de ellos y nos dijeron que íbamos a ir con el director del hospital. No sabíamos a dónde".
En el quinto día de la tregua entre Israel y Hamás, Ofelia fue liberada junto a otras mujeres, tras un periplo que, pasando por Egipto, las llevó al kibutz Kerem Shalom, en Israel. "Ahí nos esperaban miles de soldados, dándonos la mano", relata Ofelia.
"No odio a nadie (...) pero fueron días muy feos"
"Nos dieron de comer algo caliente", rememora emocionada. "Nos regalaron allí un conjunto deportivo a cada una de nosotras. Me quité la ropa que nos habían dado en Gaza, encontré un basurero allá y la tiré con mucha rabia y odio. Yo no odio a nadie", matiza, "pero en ese momento sentí que había pasado días muy feos".
"Todo el mundo del hospital no fue liberado. Unos 100 de los que quedan dentro están en ese hospital y unos 30 están en casas como estuve yo", explica.
El 7 de octubre Ofelia estaba sola, su esposo estaba hospitalizado con la cadera fracturada. Cuando comenzaron los ataques se escondió en el refugio de su casa, llamó a sus hijos y les pidió que no vinieran por ella, "pues estaban tirando muchos cohetes y era peligroso".
Después Ofelia sintió disparos cercanos, ruidos de cristales rotos y que entraban en su casa varios militantes de Hamás, con armas largas, que dispararon varias veces a la puerta del refugio hasta lograr abrirla. Cuando intentaba agarrar la puerta le "abrieron el brazo con un disparo". Estuvo tirada un rato en la cama, mirándolo todo con horror hasta que los atacantes la arrastraron hasta el tractor que la llevó a Gaza y la "tiraron como una bolsa de papas".
"Llegué a Gaza sola. Me pusieron en una silla de ruedas y me llevaron a un lugar donde había un médico, que me puso un platino con poca anestesia porque lo sentí mucho", cuenta.
Desde su regreso a Israel, Ofelia ha sido sometida a dos operaciones. "Y la semana que viene me harán la tercera para cerrar bien la herida", explica.
A su lado, su sobrino Hernán dice, con voz quebrada por la emoción, "Me da mucha tristeza pensar en todo lo que vivió. Me duele el alma que haya tenido que pasar por eso". "Estamos felices de que mi tía haya vuelto. Estamos aliviados de tanto dolor, de tanta incertidumbre y de tanta tristeza que vivimos durante 52 días", prosigue.
"Pero hay que seguir hasta que vuelvan todos", comenta Hernán, que se convirtió en Argentina en un altavoz en español para pedir la liberación de todos los rehenes en poder de Hamás. En el previo de los partidos de fútbol que narra en la televisión, Hernán cuenta el caso de alguno de los secuestrados.
Además ha creado la fundación Juntos por Israel, para ayudar a las víctimas del ataque de Hamás en el kibutz Nir Oz, donde secuestraron a su tía y donde viven muchos israelíes de origen argentino. En esa comunidad de no más de 400 habitantes, Hamás secuestró a unas 80 personas y mató a una treintena.
Ofelia se suma al deseo de su sobrino Hernán. "Todos los días pido por la liberación de todos los rehenes y que a nadie más le ocurra lo mismo".
"El verme fuerte es muy lindo y soy muy optimista. Pero empiezo la semana que viene un tratamiento, porque necesito sacar todo de dentro, que es mucho", confiesa Ofelia. "Explicar lo que pasamos es muy difícil", concluye. En Israel, hospitales y clínicas brindan ayuda de salud mental a muchos de los liberados y sobrevivientes de los ataques.
Países votan en favor de cese el fuego mientras crecen cifras de muertes
Los bombardeos y combates terrestres de Israel sobre Gaza han provocado ya casi 20.000 muertes en la Franja, según el Ministerio de Salud palestino, cuyas cifras son reconocidas por Naciones Unidas. La gran mayoría de los fallecidos son mujeres y niños.
Miles de gazatíes permanecen bajo los escombros de la devastada Franja, donde los lugares seguros se hacen cada más escasos. La crisis en el enclave, donde escasean el agua, los alimentos y los servicios básicos están colapsados.
Unos 127 soldados israelíes han muerto durante la ofensiva contra el grupo militante en Gaza tras los ataques sorpresa del 7 de octubre, que dejaron unos 1.200 fallecidos - la gran mayoría civiles- y 240 rehenes, de los que más de un centenar todavía permanecen en manos de Hamás.
El rápido ascenso en el número de muertes y la seria situación humanitaria han aumentado la presión sobre Israel, que ha recibido críticas incluso de sus más estrechos aliados como Estados Unidos, que ha pedido a Tel Aviv que conduzca operaciones orientadas a preservar la vida de civiles.
Este martes, el Consejo de Seguridad de la ONU votará una resolución para exigir el cese de las hostilidades en Gaza. La votación fue retrasada para tratar de evitar otro veto de EEUU y lograr que Washington se abstuviera o votara "sí".
El proyecto de resolución pide un "cese de hostilidades urgente y sostenible" para permitir el acceso sin obstáculos de ayuda humanitaria, algo a lo que varias naciones, entre ellas EEUU, se oponen. Se espera que este lenguaje se reduzca a una "suspensión" de hostilidades o lenguaje similar para obtener el apoyo de la delegación estadounidense.
La importancia de una resolución del Consejo de Seguridad es que es jurídicamente vinculante - a diferencia de las adoptadas en la Asamblea General del organismo que sirven más como barómetro de la opinión mundial - pero en la práctica muchas partes optan por ignorar las solicitudes de acción del Consejo.
EEUU ya vetó una resolución del Consejo de Seguridad, respaldada por casi todos los miembros y decenas de otras naciones que exigen un alto el fuego humanitario inmediato en Gaza. La Asamblea General de 193 miembros aprobó abrumadoramente una resolución similar el 12 de diciembre con una votación de 153 a 10 y 23 abstenciones.
Posibles nuevas liberaciones de rehenes
En medio de las continuas batallas y bajo renovadas presiones, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu pareció confirmar este fin de semana que estarían nuevamente en negociaciones para liberar a los rehenes que quedan en manos de Hamás, pero evitó ser definitivo. "Hay un error que podemos cometer: transmitir nuestros cálculos a Hamás, al mundo", afirmó. "No entraremos en los detalles de las negociaciones".
La noticia de una nueva ronda de negociaciones, mediada entre otros por Qatar, llega después de que la muerte de tres rehenes israelíes a manos de sus propio bando en Gaza conmocionara al país.
Israel cree que una veintena de los 130 rehenes que aún se encuentran en manos de Hamás podrían estar muertos. Las familias de los prisioneros se han manifestado para exigir más acciones. Entre lo que piden al gobierno de Netanyahu es que este considere liberar de la cárcel a militantes palestinos de alto rango a cambio del regreso de sus seres queridos.
"El gobierno israelí necesita estar activo. (...) Poner la mejor oferta sobre la mesa para recuperar a los rehenes con vida", dijo a Reuters Ruby Chen, padre de Itay, un rehén de 19 años. "No queremos que vuelvan a estar en bolsas".
Si bien Tel Aviv se ha comprometido a aniquilar al grupo militante, también ha tratado de recuperar a los rehenes en poder del grupo islamista respaldado por Irán. Netanyahu prometió mantener una intensa presión militar sobre Hamás en Gaza.
"Las instrucciones que doy al equipo negociador se basan en esta presión, sin la cual no tenemos nada", afirmó.
[Con información de The Associated Press y Reuters]
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