El gobierno británico presentó el miércoles una legislación destinada a reducir a cero en 2050 sus emisiones netas de gases de efecto invernadero, revisando al alza su objetivo anterior de recortarlas un 80% respecto a 1990, año tomado mundialmente como referencia.
El objetivo se introducirá en las leyes existentes sobre cambio climático mediante un mecanismo acelerado, precisó el ejecutivo. Este debería ser aprobado sin dificultades por el Parlamento en una fecha aún por determinar.
“Lograr la neutralidad de carbono para 2050 es un objetivo ambicioso, pero es crucial que lo logremos para garantizar que protegemos nuestro planeta para las generaciones futuras”, dijo la primera ministra conservadora, Theresa May.
Los británicos pueden estar “orgullosos” de pertenecer al “primer país en legislar para lograr objetivos climáticos a largo plazo”, dijo al presentar una de sus últimas acciones antes de abandonar el gobierno en julio.
El nuevo objetivo fue acogido con satisfacción en todo el espectro político británico, pero los grupos ecologistas advirtieron que se requerirá una acción radical para descarbonizar toda la economía.
Según la prensa, el ministro de Finanzas, Philip Hammond, habría advertido que podría costar más de un billón de libras (1,3 billones de dólares).
El principio de la neutralidad de carbono implica que no se emitan más gases de efecto invernadero de los que el país puede absorber, en particular gracias a sus bosques y sus suelos.
La medida fue aplaudida por los ecologistas de Greenpeace, que la calificaron de “gran momento para todos en el movimiento climático”.
“Aunque tendrán que eliminarse los huecos que el Tesoro introduce en la legislación y adelantarse la fecha, esta decisión da el pistoletazo de salida para una transformación fundamental de nuestra economía”, dijo el principal científico de la oenegé en el Reino Unido, Doug Parr.
Gareth Redmond King, responsable sobre cambio climático en la oenegé WWF, consideró el anuncio como un “primer paso crucial”, subrayando que se vería favorecido por avances tecnológicos en la energía solar y eólica.
“Competencia desleal”
Otros países también se han fijado el objetivo de lograr la neutralidad de carbono, a más o menos largo plazo -Noruega tiene como objetivo 2030- pero ninguno fue adoptado aún a nivel legislativo.
La Unión Europea se comprometió a reducir sus emisiones en un 40% para 2030, en relación al nivel de 1990, pero el Parlamento Europeo pidió que este objetivo se eleve al 55%.
En noviembre, diez países, entre ellos España y Francia, invitaron a todos los líderes a acordar la neutralidad de carbono para 2050.
A finales de abril, la Comisión británica sobre Cambio Climático (CCC) había recomendando en un informe al gobierno de May reducir en 100%, en lugar de 80%, sus emisiones en 2050.
Según dicho organismo, este objetivo requerirá medidas como que todos los coches sean eléctricos en 2035 y cuadriplicar la producción de electricidad limpia.
“Este paso enviará una fuerte señal a otros países para que sigan el ejemplo”, afirmó John Gummer, responsable de la CCC.
Las autoridades británicas instaron a “otras grandes economías” a hacer lo mismo, señalando que llevará a cabo una “evaluación” durante los próximos cinco años para “garantizar que (sus) industrias no se enfrenten a una competencia desleal”.
Carolyn Fairbairn, directora general de la gran patronal CBI, afirmó que las empresas “respaldan totalmente” el compromiso del ejecutivo pero pidió que este diseñe políticas a largo plazo para descarbonizar la economía.
El informe de la CCC fue publicado poco después de una serie de espectaculares acciones de bloqueo en Londres por parte del movimiento ecologista Extinction Rebellion (XR), que aboga por la desobediencia civil no violenta contra la inacción climática.
La neutralidad de carbono es una de las exigencias de este grupo, que la reclama sin embargo para mucho antes: 2025.
El parlamento británico y el irlandés fueron los dos primeros en declarar la “emergencia climática”, a finales de abril y principios de mayo respectivamente.