El acuerdo nuclear entre Estados Unidos, las grandes potencias e Irán no va a ser revocado en el primer día de la presidencia de Trump, pero la promesa de renegociar sus términos y aumentar las medidas para asegurar su cumplimiento podrían ponerlo en peligro.
Aunque costó mucho alcanzar el pacto, los legisladores republicanos ya están considerando maneras de poner a prueba la disposición iraní de cumplirlo.
Trump ha calificado el acuerdo como “estúpido”, “una desgracia” y como “el peor acuerdo que alguna vez se haya negociado”. Considera que las disposiciones para limitar las actividades nucleares de Irán y el enriquecimiento de Uranio son débiles e inefectivas.
Como en otros temas, los planes exactos del presidente electo son vagos, pero si está pensando en renegociarlo, eso será extremadamente difícil. Ninguna de las otras seis naciones que intervinieron para lograr el acuerdo han considerado deshacerlo o renegociarlo, sabiendo que completarlo tomó más de una década de diplomacia y negociaciones.
El acuerdo que entró en efecto en enero, forzó a Irán retroceder sus ambiciones de alcanzar la capacidad de producir armas nucleares a cambio de poner fin a muchas de las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea que golpearon fuertemente su economía.
Los legisladores republicanos estudian una serie de posibles acciones, entre ellas, piezas de legislación que se enfocarían en ciertos sectores de la economía iraní que soportan el programa de misiles balísticos de Irán. Otra posibilidad es ir tras la Guardia Revolucionaria iraní y sus actividades militares en Siria y en apoyo al terrorismo.