Los opositores sirios convocan una reunión formal para analizar la situación crítica del país y buscar cuáles serán los siguientes pasos a seguir después de tres meses de combate armado.
Un grupo de 100 rebeldes se dio cita en un hotel de Damasco, donde antes de comenzar oficialmente la reunión, entonaron el himno nacional y observaron un minuto de silencio en honor a "los mártires civiles y militares" caídos en la contienda contra el presidente sirio Bashar al Asad, que comenzó el pasado 15 de marzo.
Se trata de la primera vez desde el comienzo de la revuelta que los opositores se reúnen de forma oficial y pública en Damasco, el cual también comunicaron a las fuerzas policiales, que no bloquearon el evento.
Sin embargo, algunas figuras de la oposición se negaron a asistir a la conferencia al considerar que cualquier reunión podría ser utilizada por el gobierno de Assad para "otorgarse legitimidad" a sí mismo. Una joven activista dijo que cualquier decisión tomada en la reunión "no tendrá ningún efecto para los manifestantes en el suelo". Pero todos continúan con una misma petición: la expulsión de Assad.
En paralelo a la concentración, cerca de 300 estudiantes detenidos en una provincia del norte son sometidos a juicio por "actos de sabotaje y de haber proferido insultos contra el presidente", según indicó Radif Mustafá, presidente del Comité kurdo de derechos humanos, al que cita la agencia France Press.
Están acusados de haber violado la ley al organizar "manifestaciones provocando desorden, de haber proferido insultos contra el presidente y de haber gritado consignas que podrían perjudicar a la seguridad nacional", precisó.
Más de 12.000 sirios huyeron a Turquía, y cientos más al Líbano para escapar de la escalada de violencia en su país de origen.
Grupos de derechos humanos dicen que más de 1.400 personas han muerto como consecuencia de más de cien días de violencia, la mayoría de ellos manifestantes desarmados.