Un reciente informe revela que las 85 personas más ricas del mundo poseen el 46 por ciento de la riqueza global.
Una creciente desigualdad entre ricos y pobres hace prever un futuro irreversible en las diferencias que marcan el nivel de ingresos y la acumulación de la riqueza.
Un reciente informe de la organización humanitaria Oxfam llamado “Gobernar para las élites: secuestro democrático y desigualdad económica”, publicado en antelación a la apertura esta semana del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, afirma que a pesar de que son únicamente un puñado de individuos quienes dominan el planeta.
Según el reporte, cerca de la mitad de la riqueza mundial se encuentra en poder del 1 por ciento de la población, calculándose que posee en conjunto unos $110 billones de dólares.
Esto significa que más del 50 por ciento de la población del mundo (casi 4,000 millones de personas) tiene igual cantidad de dinero que las 85 personas más ricas del mundo.
El organismo humanitario destaca también que la concentración de recursos económicos en pocas manos está provocando el fenómeno de secuestro democrático debido a que los gobiernos se inclinan a satisfacer las demandas de los ricos en detrimento de los más pobres.
Un reciente informe de la organización humanitaria Oxfam llamado “Gobernar para las élites: secuestro democrático y desigualdad económica”, publicado en antelación a la apertura esta semana del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, afirma que a pesar de que son únicamente un puñado de individuos quienes dominan el planeta.
Según el reporte, cerca de la mitad de la riqueza mundial se encuentra en poder del 1 por ciento de la población, calculándose que posee en conjunto unos $110 billones de dólares.
Esto significa que más del 50 por ciento de la población del mundo (casi 4,000 millones de personas) tiene igual cantidad de dinero que las 85 personas más ricas del mundo.
El organismo humanitario destaca también que la concentración de recursos económicos en pocas manos está provocando el fenómeno de secuestro democrático debido a que los gobiernos se inclinan a satisfacer las demandas de los ricos en detrimento de los más pobres.