Rusia lanzó una nueva ola de ataques con misiles y drones sobre Kiev y otras ciudades ucranianas este martes, el segundo día de una masiva campaña de bombardeos mortales y de largo alcance.
Varios fueron los fallecidos y heridos en esta campaña iniciada el lunes, una de las más grandes desde el comienzo de la guerra.
Tetiana Boiko, Sobreviviente a los ataques, cuenta de su vecino:
“El hijo fue quemado vivo, su cuerpo fue recuperado. No fue enterrado bajo los escombros, fue quemado vivo.”
La Casa Blanca condenó los ataques, definiéndolos como indignantes.
Entre tanto, el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy dijo que la guerra con Moscú acabará finalmente en diálogo, pero Kiev tiene que estar en una posición fuerte y por eso en septiembre presentará un plan al presidente estadounidense Joe Biden y a sus dos potenciales sucesores.
“El éxito de este plan depende de Biden: si obtendremos lo que está en este plan o no, si tendremos libertad para usar las cosas prescritas por el plan o no.”
Sin entrar en detalles, Zelenskyy dijo que el plan incluye la incursión de Kiev en la región rusa de Kursk de las últimas tres semanas, la primera invasión en territorio ruso desde la segunda guerra mundial.
Ucrania intenta avanzar tras haber conquistado cien kilómetros cuadrados rusos, y Moscú dijo que si Occidente diera la luz verde para utilizar misiles dentro de Rusia, significaría buscar problemas.
Sergei Lavrov, Ministro de exteriores ruso, dijo:
“Jugar con fuego – y los países occidentales son como niños pequeños que juegan con cerillas– es algo muy peligroso para los hombres y mujeres adultos a quienes se les confían armas nucleares.”
La ofensiva en la región de Kursk ha cambiado la dinámica de la guerra después de meses en los que las fuerzas de Kiev estuvieron a la defensiva en el este de Ucrania.
Un acuerdo de paz parece aún muy lejos.