El psicólogo Diego Castrillón Moreno, presidente del Sindicato del sector de la Psicología en Colombia, confiesa que cuando vio la noticia sobre un nuevo virus que nacía en Wuhan, China, sintió la situación lejana, distante, extraña. “Sonaba un poco 'holliwodesco' (al estilo de películas de Hollywood)”, agrega. Pero, cuando se propagó rápidamente por Italia, pensó: “Esta pandemia está a un vuelo de llegar a Colombia, a cualquier país de Latinoamérica”.
Inmediatamente, contactó a su colega Mónica Riveros, quien vive en Suiza, para proponerle armar un equipo de psicólogos voluntarios y trabajar en un protocolo de intervención para atender a personas ipactadas por los efectos de la pandemia de la COVID-19.
En menos de una semana, estaba listo el protocolo y, tras hacer la convocatoria, en un solo día aparecieron 500 profesionales de toda Latinoamérica.
Con apoyo a la Sociedad Interamericana de Psicología, la iniciativa se dio a conocer en diferentes países. Hoy, ya han atendido aproximadamente a 750 personas de México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Guatemala, Nicaragua, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Chile, Argentina, Brasil. También han respondido a latinos que residen en Europa.
El doctor Castrillón le explicó a la VOA que hicieron convenios con el Colegio de Psicólogos de Honduras y de Guatemala, y de la Federación de Psicólogos de Sao Paulo para replicar localmente el mismo programa.
Profesionales capacitados
El grupo de psicólogos voluntarios lo integran desde profesionales recién egresados hasta aquellos que han ejercido el área clínica por años. “El impacto ha sido gigante porque tenemos especialistas a los que les mandamos casos muy complicados y están los otros psicólogos que están haciendo una labor muy bonita, impactando favorablemente, pero también adquiriendo experiencia”, cuenta el doctor.
Claudia Ximena Segura es una de ellas. Es psicóloga general, se enteró de la convocatoria, a través de un mensaje de WhatsApp de un grupo de colegas. “Me pareció muy interesante el solo hecho de poder colaborar, apoyar a estos seres humanos que, en cualquier momento, pueden sufrir de una enfermedad aguda”.
Aunque en este momento está desempleada, todos los días se organiza para atender a sus pacientes y las labores del hogar. Dice que la ayuda en la salud mental, en la coyuntura, es muy importante porque las personas están viviendo experiencias duras.
“Son personas que, en algún momento, estaban trabajando, lo perdieron y no tienen cómo sacar adelante a sus hijos, los servicios, el alimento y han entrado en una ansiedad que ha provocado una depresión aguda”, le contó a VOA Noticias.
Es la primera vez que se desempeña como voluntaria, se siente muy satisfecha de ayudar y dice que, aunque el trabajo con pago es necesario, también es “rico hacerlo con cariño, que le nazca a uno ayuda a una persona sin esperar nada a cambio”.
Para la atención de los pacientes, se diseñó un protocolo que ofrece asesoría rápida. Según los problemas que tenga la persona, se pueden hacer incluso cinco consultas. Cada una dura máximo media hora.
Tanto Claudia como el resto de psicólogos fueron capacitados por Mónica, psicóloga clínica y máster en Migraciones Internacionales Contemporáneas y experta en emergencia y crisis, quien explicó a la VOA que la psicología de emergencias es relativamente nueva y. como tal, no existe en Latinoamérica.
Así que la capacitación con los psicólogos se enfocó no para hacer terapia, sino para dar un acompañamiento de las reacciones normales de la gente ante un evento anormal. Así como potencializar los recursos individuales de cada paciente y el uso de la tele-psicología.
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De los 512 psicólogos con los que arrancaron, solo 25 han salido del programa, ya sea por sobrecarga de trabajo o ocupaciones familiares, dice el Dr. Castrillón.
Los asentamientos de refugiados, personas aisladas en emergencias, los accidentes aéreos en las montañas son situaciones de emergencia que se han presentado siempre, pero en contextos pequeños. En el caso de la pandemia, dice el psicólogo, han aprendido que lo aplicado en un contexto más reducido ha funcionado en grande.
“Hemos creado un impacto de calidad de vida de salud mental de atención en urgencias. De acompañamiento profesional gratuito que eso es muy ‘sui géneris’ en nuestros países porque la salud se ha vuelto un negocio”.
¿Cómo se puede consultar?
Una persona puede contactarse, a través de un número único de WhatsApp al que pueden escribir durante el día y desde cualquier país de Latinoamérica para pedir una consulta psicológica. El Dr. Castrillón remite las solicitudes a los coordinadores -cada uno miembro del sindicato de psicólogos y psicólogos de Colombia-, los cuales manejan un grupo de 60 profesionales. Para evitar la carga y la fatiga, estos se van rotando.
Las solicitudes se envían “a los psicólogos generales, pero si veo que es una cosa más especializaba, busco mis especialistas dentro del equipo”, explica el doctor, quien además especialista magíster y doctor en psicología.
En caso de que algún psicólogo tenga inconvenientes o dudas, lo escala para que el Dr. Castrillón o Mónica lo resuelvan. Y si existe un problema muy local, se contacta a la sede de la Sociedad Interamericana de psicología en cada país.
Cualquier persona puede acceder a la consulta, “no hay ningún condicionamiento, excepto en casos de psicopatologías muy severas. Si es una persona con esquizofrenia, si tiene un autismo severo. Si es una persona que tiene cosas que requieren de la atención integral de un equipo de profesionales, lo que hacemos es que lo derivamos inmediatamente por urgencias en la zona en la que está”.
El Dr. Castrillón, artífice de la iniciativa, dice que el equipo de psicólogos es muy firme y trabajador. Es “gente que está regalando su tiempo que saca tiempo de su familia y de su trabajo para dárselo a otros que están necesitando. "Realmente es muy bonito y a quienes más tenemos que agradecerles es a nuestros psicólogos porque han sido muy comprometidos y muy profesionales”, concluye.