Regresar al centro de trabajo tras la pandemia podría ser estresante para muchos

Ser transparente sobre el plan de regreso a la oficina y normalizar los sentimientos de ansiedad son dos formas en que los empleadores pueden aliviar las preocupaciones de los trabajadores, dice la psicóloga Cathleen Swody. [Foto de archivo]

Para muchas personas, regresar a la oficina será estresante. Tendrán que enfrentarse de nuevo al tráfico, a los nuevos protocolos de seguridad de salud y a otros factores. Para otros, los más jóvenes, será un retorno a la normalidad, incluyendo la oportunidad de socializar.

El profesor universitario Ravi Gajendran impartió sus clases de forma remota durante meses, hasta que la Florida International University le pidió que regresara a la oficina en preparación para la eventual reanudación de operaciones normales.

“El simple hecho de cambiar tu rutina implica cierto esfuerzo cognitivo”, dice Gajendran. “Me sentía muy cómodo con sólo levantarme de la cama y acercarme a mi computadora, encendiéndola y bañándome cuando quería, sin tener que vestirme, sin tener que planchar mi ropa y sin tener que preocuparme por los desplazamientos”.

El profesor universitario Ravi Gajendran de la Universidad Internacional de la Florida.

Como presidente del Departamento de Dirección y Gestión Global en la Facultad de Administración de Empresas, Gajendran también realizaba una cantidad significativa de trabajo administrativo de forma remota.

“Muchas de estas cosas que se dieron por sentado durante un año ahora tienen que cambiar, por lo que la gente necesita ajustar las rutinas. Y cada vez que la gente cambia de rutina, no es tan simple como encender un interruptor”, dice. “Es un ajuste. Sí, me siento más cansado al final de todo".

Ahora que la mitad de todos los adultos estadounidenses han recibido al menos una inyección de la vacuna contra el COVID-19, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), millones de estadounidenses que trabajaron desde la casa durante la pandemia comienzan a preguntarse si los llamarán pronto de vuelta a la oficina.

Es un cambio que se produce en un momento en que muchos ya están experimentando sentimientos de estrés y ansiedad más altos de lo normal.

“Tenemos gente que está luchando. A la gente no le gusta el cambio. Actualmente, muchas personas se encuentran muy aisladas. Muchos tienen miedo del virus, de la posibilidad de contraerlo y transmitirlo a otros ”, dice Kristen Carpenter, sicóloga jefe del Departamento de Siquiatría y Salud del Comportamiento del Centro Médico Wexner de la Universidad Estatal de Ohio.

La sicóloga organizacional Cathleen Swody espera que la transición de regreso a la oficina sea más desafiante que cambiar al teletrabajo a tiempo completo al comienzo de la pandemia en la primavera de 2020.

“La gente va a sentir ansiedad por retomar el viaje y volver a su rutina, acostumbrarse al nuevo protocolo en sus oficinas, trabajar con personas que tienen una visión diferente del virus y tal vez tomar precauciones diferentes o menos”, dice Swody, directora de evaluación de Thrive Leadership.

También anticipa cierta preocupación relacionada con las interacciones con compañeros de trabajo y supervisores.

“También creo que vamos a ver más ansiedad social porque mientras trabajamos desde casa, algunas habilidades sociales se han erosionado porque ya no estamos acostumbrados a tener conversaciones triviales en persona”, dice. "Creo que habrá mucha incomodidad y cierta tensión relacionada con eso a medida que la gente regrese a la oficina y vea a la gente después de este tiempo de aislamiento".

Una sobrecarga sensorial

A corto plazo, las personas también podrían estar lidiando con una sobrecarga sensorial.

"La gente tendrá que volver a adaptarse a un entorno de muy alto estímulo, donde están todos los sonidos, olores y vistas y todo eso, del lugar de la oficina, del viaje diario y del tráfico", dice Timothy Golden, profesor de gestión en el Instituto Politécnico Rensselaer. "Puede ser un período de adaptación sensorial a muy corto plazo hasta que las personas se vuelvan a aclimatar para estar en un entorno de trabajo con muchas personas diferentes, en muchos sonidos y actividades diferentes a su alrededor".

Cualquiera que haya sido afectado directamente por COVID-19 probablemente tendrá más desgana y más reticencia a regresar a la oficina, dice la sicóloga organizacional Cathleen Swody.

Pero los estudios muestran que algunas personas agradecerán el regreso a la oficina.

“Eso es particularmente cierto para nuestros trabajadores más jóvenes, nuestra Generación Z y los milenials”, dice Carpenter. “Quieren volver a la oficina, al menos parte del tiempo, en parte porque ofrece una gran oportunidad social y de conexión social. Entonces, para aquellos que se sienten aislados, la perspectiva de regresar al lugar de trabajo puede ser algo muy bueno".

Los procesos de pensamiento de una persona y la forma en que organiza su vida también podrían afectar la forma en que las personas manejan el regreso a su lugar de trabajo.

“Algunas personas prefieren lo que se conoce como segmentación, donde quieren tener su trabajo separado de su familia, tanto mental como físicamente”, dice Golden. “Pero algunas personas son lo que se conoce como integradores, donde prefieren que su trabajo se mezcle con su vida familiar”.

Si bien todavía existe una gran incertidumbre en torno al tema, los expertos coinciden en que regresar a la oficina no será tan simple como presionar un interruptor, lo que significa que los empleadores tendrán un papel que desempeñar para facilitar la transición de los trabajadores.

“Con suerte, sus empleadores les darán un plazo límite razonablemente largo y algún tipo de vuelta flexible a la oficina”, dice Carpenter. "Y ese es ciertamente un consejo que daría a los empleadores que implementen el regreso al trabajo: sean flexibles para adaptarse, lo mejor que puedan, a las diferentes necesidades de las personas".