La muerte de un adolescente negro presuntamente armado, abatido a balazos por la policía de San Luis Missouri, reavivó el miércoles las tensiones raciales que se vivieron en esa ciudad hace un año.
La policía arrestó a nueve personas y usó gas lacrimógeno para controlar a una multitud de unas 150 personas que se reunieron cerca de la intersección en la que murió Mansur Ball-Rey, de 18 años, uno de dos jóvenes negros que según la policía, intentaron escapar de agentes que ejecutaban una orden de allanamiento en la vivienda en la que se encontraban.
Según la versión oficial, los agentes –dos oficiales blancos, uno de 33 años y el otro de 29— les ordenaron que se detuvieran, pero los jóvenes sacaron sus armas. Fue entonces que Ball-Ray se volteó y apuntó su arma a los policías que respondieron disparando unas cuatro veces.
El jefe de la policía de St. Louis, Sam Dotson, dijo que se determinó que el arma que llevaba Ball-Rey era robada y tenía un cartucho extendido. El otro sospechoso, a quien la policía describió como más joven que Ball-Ray, llevaba dos armas, además de estar en posesión de piedras de cocaína.
El segundo sospechoso logró escapar.
"Los detectives estaban buscando armas, buscando a criminales violentos, buscando a personas que hayan cometido delitos en el vecindario", sostuvo Dotson.
Los manifestantes no creen la versión de la policía y la ligan con la muerte del joven negro Michael Brown, cuyo primer aniversario fue celebrado hace solo diez días.