Miles de personas volvieron a salir a la calle este domingo en Hong Kong, por séptimo fin de semana consecutivo, en el marco de una protesta que parece no tener fin contra el gobierno pro-Beijing de este territorio semiautónomo.
Desde el 9 de junio, Hong Kong es el escenario de inmensas manifestaciones en las que hubo algunos incidentes violentos entre la policía y manifestantes radicales.
El movimiento empezó con el rechazo de un proyecto de ley, ahora suspendido, que autorizaba las extradiciones a la China continental.
Luego las protestas se ampliaron para pedir que se mantengan las libertades democráticas de las que goza Hong Kong, en particular la libertad de expresión y la independencia de la justicia.
En teoría esta excolonia británica, que volvió bajo control de China en 1997, debería conservar sus libertades hasta 2047 gracias al acuerdo de retrocesión.
“Cuando las abuelas están en la calle ¿como puedes quedarte frente al televisor?”, dijo a la AFP Anita Poon, de 35 años, que vino a manifestarse por primer vez.
“El gobierno no ha respondido a los reclamos del pueblo, esa es la razón por la que esto continúa”, agregó.
También lea Crece tensión en Hong Kong con nuevos choques entre policías y manifestantesMedidas de seguridad
Las autoridades reforzaron la seguridad en el centro de este centro financiero internacional.
Las barreras metálicas, a veces utilizadas como barricadas por los manifestantes, fueron retiradas y la sede de la policía quedó rodeada con barreras de seguridad de plástico llenas de agua.
Al final de la marcha, los manifestantes ocuparon una importante avenida cercana al parlamento local y una gran multitud se concentró fuera de la sede central de la policía, que ya estuvo bloqueada en dos ocasiones anteriormente.
Los policías antidisturbios apenas se dejaban ver y había una atmósfera de calma.
Los manifestantes piden la dimisión de la jefa del ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam, que tiene el apoyo de Beijing, así como la retirada del proyecto de ley sobre las extradiciones y una investigación independiente sobre la violencia policial, entre otras demandas.
Sin embargo, no hay señales por el momento de que Lam o Beijing esté dispuestos a ceder más de lo que lo han hecho.
Más allá de la suspensión del proyecto de extradición, solo ha habido pequeñas concesiones y hay un creciente temor de que el gobierno chino esté agotando su paciencia.
Recientemente, el diario South China Morning Post informó que Beijing estaba preparando un plan para resolver la cuestión de Hong Kong, según fuentes gubernamentales chinas.
Los detalles publicados sugieren que habría poco interés en calmar la ira de la opinión pública y que en cambio el foco estaría en aumentar el apoyo a Lam y a la policía.
Sin solución política a la vista
El sábado, varias decenas de miles de personas se manifestaron en Hong Kong para apoyar a la policía y al gobierno pro-Pekín.
Mientras tenía lugar esta demostración de fuerza del ‘establishment’, la policía de Hong Kong anunció haber descubierto una fábrica improvisada de producción de explosivos de fuerte potencia junto a volantes proindependencia.
Según la policía, el descubrimiento tuvo lugar en un edificio industrial en el distrito de Tsuen Wan el viernes por la noche. Un hombre de 27 años fue detenido.
Con este panorama, pocos ven en el horizonte una solución política a la crisis.
Steve Vickers, exjefe de la Oficina de Investigación Criminal de la policía de Hong Kong antes de la retrocesión y que trabaja ahora como consultor, afirmó que la situación del orden público posiblemente “empeorará” en las semanas venideras.
“La polarización dentro de la sociedad Hong Kong y la gran desconfianza entre los manifestantes y la policía se están profundizando”, escribió en un análisis para sus clientes.