El gobierno canadiense informó este martes que estaba endureciendo sus sanciones contra el régimen sirio´, y a una seria de medidas dispuestas la víspera sumó ahora el cierre de su embajada y su consulado en Damasco.
El canciller canadiense, John Baid, dijo que el cierre de la legación diplomática obedece a la “continuada y vergonzosa violencia perpetrada por el régimen de (Bashar al) Assad” contra la población civil siria.
Las nuevas sanciones contra Damasco ya incluían la prohibición de establecer vínculos financieros con el Banco Central de Siria, y también con siete ministros del gobierno de Assad, los titulares de Salud, Asuntos de la Presidencia, Comunicaciones, Petróleo y Recursos Minerales, Industria, Educación y Transporte.
Paralelamente, en Bruselas, España se convirtió en el cuarto estado de la Unión Europea (UE) en ordenar el cierre de su embajada en Damasco. Previamente ya lo habían hecho el Reino Unido, Francia y Alemania.
Las opiniones entre los 27 países de la UE distan de ser homogéneas y se dividen entre quienes como los anteriores abogan por el aislamiento diplomático y los que se inclinan por mantener funcionando sus misiones en Siria a pesar de apoyar el embargo petrolero.
Seis días después del cierre de la legación británica en Damasco, el embajador del Reino Unido en ese país, Simon Collis, declaró al diario The Times que el régimen de Assad podría desmoronarse antes de fin de año. “Es como un tronco que se va vaciando por dentro”, dijo.
Mientras el mundo observa indignado la represión que lleva a cabo contra la población de su país al Assad, el gobierno del presidente venezolano Hugo Chávez le tiende la mano y apuntala al régimen enviándole combustible, según confirmó un diputado oficialista en Caracas.
Aunque históricamente Siria solía autoabastecerse de combustible, en la actualidad está importando unos 100 mil barriles diarios de diésel, según opositores debido a interrupciones en la refinación y a una mayor demanda con fines militares.
A fines del mes pasado los ministros de relaciones exteriores de la UE aprobaron una serie de nuevas sanciones económicas en adición al embargo petrolero a Siria, entre las que se incluyeron prohibir la importación de oro y otros metales preciosos, y los vuelos de aviones de carga procedentes de Damasco.