Ante la masacre de 300 personas este miércoles, y el veto de China y Rusia, el Consejo de Seguridad mantendrá sus observadores 30 días más.
El Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) decidió este viernes mantener su misión en Siria por 30 días más ante el veto que interpusieron China y Rusia a la resolución sobre el baño de sangre en ese país.
La propuesta fue planteada por Francia, Alemania, Portugal y Reino Unido ante el vencimiento del plazo de la misión este viernes.
No obstante, la misión de la ONU, compuesta por 300 observadores no armados y 100 civiles, mantienen suspendidas sus actividades en siria desde el pasado 16 de junio por el recrudecimiento de la violencia entre los bastiones de Bashar al-Assad y fuerzas rebeldes.
Este jueves, unas 300 personas, 93 soldados y 217 civiles, habrían muerto en los bombardeos, mientras los rebeldes realizaban una retirada táctica.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, dijo el viernes que por lo menos 93 de los muertos el jueves eran tropas del gobierno, mientras que los comités de coordinación local, que documenta las muertes de civiles, dijo que 217 civiles murieron.
Según reportes publicados por la Associated Press, los rebeldes realizaron una "retirada táctica" el viernes para evitar a la población civil del área más cañoneos luego de cinco días de intensos choques entre la oposición y las fuerzas gubernamentales.
Es difícil de verificar el balance de muertes en Siria, que está sometida a estricto control e impone drásticas restricciones a los periodistas.
Mientras tanto se informó que el jefe de la Seguridad Nacional y cercano asesor de Assad, el general Hisham Ikhtiyar, falleció el viernes a causa de las heridas que sufrió en la explosión del miércoles en la reunión del gabinete de gobierno, siendo el cuarto miembro del círculo íntimo del presidente Bashar Assad que fallece.
La propuesta fue planteada por Francia, Alemania, Portugal y Reino Unido ante el vencimiento del plazo de la misión este viernes.
No obstante, la misión de la ONU, compuesta por 300 observadores no armados y 100 civiles, mantienen suspendidas sus actividades en siria desde el pasado 16 de junio por el recrudecimiento de la violencia entre los bastiones de Bashar al-Assad y fuerzas rebeldes.
Este jueves, unas 300 personas, 93 soldados y 217 civiles, habrían muerto en los bombardeos, mientras los rebeldes realizaban una retirada táctica.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, dijo el viernes que por lo menos 93 de los muertos el jueves eran tropas del gobierno, mientras que los comités de coordinación local, que documenta las muertes de civiles, dijo que 217 civiles murieron.
Según reportes publicados por la Associated Press, los rebeldes realizaron una "retirada táctica" el viernes para evitar a la población civil del área más cañoneos luego de cinco días de intensos choques entre la oposición y las fuerzas gubernamentales.
Es difícil de verificar el balance de muertes en Siria, que está sometida a estricto control e impone drásticas restricciones a los periodistas.
Mientras tanto se informó que el jefe de la Seguridad Nacional y cercano asesor de Assad, el general Hisham Ikhtiyar, falleció el viernes a causa de las heridas que sufrió en la explosión del miércoles en la reunión del gabinete de gobierno, siendo el cuarto miembro del círculo íntimo del presidente Bashar Assad que fallece.