Después de un viaje de 6400 millones de kilometros (4 billones de millas), la sonda no tripulada, Rosetta, llegó a su destino. Un momento histórico en el primer intento de la humanidad por aterrizar una nave espacial en un cometa.
Los científicos esperan que esta misión espacial, que ha tomado diez años desde que Rosetta fuera lanzado en 2004, ayude a develar algunos de los secretos del sistema solar, conocer mejor los orígenes de los cometas, estrellas y planetas, dijo Mark McCaughrean, asesor científico de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés).
“Ahora podemos realmente empezar a estudiar la vida al analizar a este cometa, averiguar su historia, donde ha estado en el sistema solar, y hacia dónde va”, dijo Mark McCaughrean, asesor científico de la Agencia Espacial Europea.
Los científicos deben ahora aprovechar al máximo el tiempo y aprender lo suficiente sobre el cometa llamado 67/P Churymov-Gerasimenko, descubierto en 1969, empleando los datos que proporcionará la nave Rosetta.
Los científicos ya han realizado una serie de observaciones interesantes mientras Rosetta surcaba el espacio a 55.000 kph.
Las fotos tomadas por Rosetta muestran que el cometa 67P tiene una forma irregular, que algunos han comparado con un pato gigantesco de cuatro kilómetros de largo. Esto podría indicar que el cometa está compuesto de dos objetos antes separados o bien que ha sufrido una erosión muy fuerte.
“Esperamos encontrar moléculas orgánicas en el cometa, pero quizás también moléculas que son relevantes para la creación de la vida en la tierra. Eso sería espectacular”, observó Thomas Reiter, del Centro para el Control de Satélites de la ESA.
La sonda será la primera que acompañará un cometa en su travesía hacia el sol, cuando 67P empezará a liberar la nube de polvo y hielo que la mayoría de la gente asocia con los cometas.