La extraordinaria vida de Sor Maria Rosa Leggol, una monja franciscana conocida como la "Madre Teresa de Honduras" por su extensa obra social, llega a las pantallas a través de un documental con perspectiva femenina, que no sólo toca historias actuales de niñas y mujeres hondureñas, sino que también ha allanado el camino hacia la posible beatificación de Leggol.
"Con esta luz", un largometraje dirigido por Nicole Bernardi-Reis y Laura Bermúdez, bajo la producción ejecutiva de Jessica Sarowitz, se estrena este viernes y sábado en salas de Nueva York, Los Ángeles, Chicago, Houston y Nueva Orleans, después de haber tenido exitosas proyecciones en Honduras y el Vaticano.
En el filme, las realizadoras cuentan la historia de una mujer con "una fe tremenda" que la ayudó a bandear "dictaduras, golpes militares, narcoestados y desastres naturales, mientras se dedicaba a los más vulnerables de la sociedad".
Según registros, Leggol fundó varias organizaciones para la protección de niños, buscó el financiamiento para la construcción de unas 500 casas y cambió las vidas de unos 87.000 niños hondureños, ayudándolos a salir del círculo vicioso de violencia y pobreza en los que nacieron.
"Sor María Rosa es un ícono en en Honduras, pero también es una figura universal. Yo creo que es muy una historia muy importante para ser contada desde el lente femenino y también desde una perspectiva de las mujeres jóvenes que son parte de los programas de la hermana", dijo a la Voz de América la hondureña Laura Bermúdez.
Para la realizadora, la película propone una óptica diferente, "desde la resiliencia y no desde la narrativa de víctima o del trauma, sino de la fuerza, desde la luz, la esperanza. Es una historia que nos trae esperanza, es lo más importante, sobre todo en estos tiempo", subrayó.
Una mujer rompedora de esquemas
La vida de la hermana María, como la conocían simplemente en Honduras, fue tan extraordinaria como su obra. Nacida en 1926, creció en un orfanato donde desde muy joven sintió la vocación religiosa, que luego continuó uniéndose a las Hermanas de San Francisco a los 21 años.
Hasta ahí pudiera parecer que la historia de Leggol podría ser la misma de cientos de mujeres que toman el hábito motivadas por un fuerte sentimiento de servicio, pero no por gusto la suya ha sido motivo de un documental.
Cuando el "resto de las monjas pensaban que dormía" al terminar sus turnos de noche en el hospital donde trabajaba como enfermera, Sor María Rosa buscaba locaciones para su escuela y hogar para niños.
"Yo no pedí permiso, yo no dije nada porque no me iban a dejar (...) La gente me decía que estaba loca", cuenta desde la pantalla con una sonrisa traviesa a sus 93 años. El documental, posiblemente uno de sus últimos testimonios antes de morir por causas relacionadas con el COVID-19 en 2020, la refleja jovial, con la mente clara y siempre con un gran crucifijo en la mano.
La apertura de su primer orfanato en 1964 dio cobijo a niños que vivían en la cárcel con sus padres, como era costumbre en la época. Este sería el inicio de 70 años dedicados a proteger a los más pequeños, sobre todo a los huérfanos como ella y a aquellos nacidos en un ambiente de inseguridad y violencia.
"Su obra cambió la vida de más de 87.000 niños... huérfanos, abusados, abandonados. Hizo más de 500 casas y ella tuvo tanto impacto, no solo en Honduras, pero también en los Estados Unidos, Europa y toda Latinoamérica", agregó por su parte la productora ejecutiva del documental, Jessica Sarowitz.
Sarowitz insistió en que esta figura "tan linda, tan querida, con tanto impacto, es una mujer de la que no se oye mucho. No se escucha mucho las historias de mujeres, especialmente las mujeres de Latinoamérica, entonces por eso era importante para nosotros a ir a capturar esta gran historia de ella".
"La hermana María era de las personas más divertidas que he conocido. Le gustaba mucho estar rodeada de gente. Ella no estaba en un convento encerrada, ella estaba ahí en el campo, en los proyectos, con su gente. Tenía esa vocación de trabajar con los niños, con los jóvenes y yo siento que eso es poco convencional, verdad? Ella era una persona, fuera de la norma, muy progresista, visionaria" señaló Bermúdez.
Una historia de mujeres, contada por mujeres
El equipo de "Con esta luz" está compuesto casi en su totalidad por mujeres con antecedentes y experiencias diferentes, desde las productoras, directoras, directora de fotografía, editoras hasta la compositora y la intérprete de la canción original del documental, la cantante mexicana Carla Morrison.
La decisión de "poner el ojo femenino" para hacer esta película fue una decisión que Sarowitz tomó a conciencia. "Esta es una figura femenina, y su historia debe ser contada por un lente femenino, que tenga esa perspectiva", explicó a la VOA.
Eso explica la decisión de entrelazar a la figura principal con dos jóvenes navegan los retos modernos de ser mujer en Honduras . María, de 14 años, y Rosa, 18 años, no sólo comparten nombre con la hermana María Rosa, sino que ambas se han beneficiado de los programas fundados por Leggol.
Temas como el abuso, la violencia, la voluntad de cortar el ciclo que las ata por su género y su condición social y las ganas de un futuro que las aleje de los recuerdos dolorosos de sus infancias, son algunas de las aristas que trata el filme, un material biográfico con toques de actualidad que sitúa a la figura de Sor María Rosa en un contexto actual.
"La decisión de trabajar con las dos jóvenes en la película era porque necesitábamos traer al presente, encarnar esas historias porque son más de 87.000 niños y jóvenes a los que Sor ha apoyado (...) La historia de Rosa y de María, las jóvenes que aparecen en el documental, muestran en el tiempo presente esa lucha que las mujeres jóvenes siguen teniendo hoy en Honduras", aclaró por su parte Bermúdez.
Sor María Rosa, beata
La muerte de Sor María Rosa en octubre de 2020 - reflejada en el documental - conmocionó a todos los que conocían su historia, y por supuesto a su país, Honduras, que celebró su vida y sus esfuerzos hacia los más necesitados.
"Con esta luz" vino a contribuir a estos homenajes. Según Laura Bermúdez, el filme estuvo dos semanas en cines del país "con un gran recibimiento de la gente hondureña". Ahora, con estrenos en EEUU y disponibilidad en importantes plataformas de streaming online como Prime Video, Apple TV y Youtube a partir del 15 de agosto, el alcance será mayor.
El documental no solo ha difundido la historia de la hermana María Rosa, sino que también ha contribuido en los esfuerzos por iniciar un proceso de beatificación, reconocimiento otorgado por la Iglesia católica de una persona que llevó una vida de servicio, su entrada al cielo y sobre todo, su capacidad de interceder en favor de personas que rezan en su nombre.
El reconocimiento de un beato o beata es un proceso largo, que comienza por peticiones de fieles a la cabeza de la congregación para que este reúna testimonios de los actos de esa persona. En la mayoría de los casos, este proceso no inicia sino hasta cinco años después del fallecimiento, una espera que en el caso de la hermana María Rosa no se produjo.
"Yo digo que es como un milagro", advirtió Sarowitz, quien contó además que durante la proyección en el vaticano, el papa Francisco conoció de la obra de Sor María Rosa. La productora ejecutiva del documental también agradeció al cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, en Tegucigalpa, por liderar estos esfuerzos y escuchar a la congregación.
"El comité (local de investigación) ya está muy fuerte, unido en Honduras, recopilando testimonios", adelantó, en referencia a este primer paso en el proceso de beatificación, que de seguir adelante, tendría una última etapa en Roma.
Para Sarowitz no hay límite en su convicción de que la hermana María Rosa fue un ser ejemplar y espera que la beatificación sea un paso hacia la canonización de la "primera Santa de Centroamérica".
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