Hay una clase de mujer entrenada para usar tacones altos: la mujer tanguera. Para ella, los tacones son una extensión del cuerpo, diez centímetros más de altura, que le dan el porte necesario para bailar al ritmo del dos por cuatro.
En los tiempos que corren, podrá parecer anticuado –y un poco injusto- que las mujeres deban relegar la comodidad frente a la elegancia.
Pero en el tango, el uso del tacón no está impuesto de manera arbitraria. Es necesario que el zapato tenga tacones porque así lo requiere la técnica del baile, explicaron a voanoticias.com profesoras, bailarinas, y expertas en tango. Y esta regla no se aplica sólo para las mujeres, los zapatos de los hombres también deben tener cierta altura.
“Los zapatos tienen que elevar el talón a una altura mínima, porque en la técnica del tango, el peso del cuerpo lleva a que eso deba ser así”, dijo Melina Kollaián, una de las dueñas de la zapatería Marant, que se dedica a la producción artesanal de calzados finos en Uruguay.
Kollaián debe ser de las personas que mejor conoce los requisitos necesarios para hacer un buen zapato de tango. Durante años, tomó clases de tango junto con su hermano, otro de los dueños de Marant, para entender cómo se debían elaborar estos zapatos. Además, pusieron a prueba sus creaciones con bailarines profesionales.
Recién, a los tres años de comenzar a estudiar el producto, llegaron a su versión final. Un zapato de tango tan bien hecho, que la familia Kollaián patentó su método de elaboración. Y tan exitoso, que lo exportan a Estados Unidos, a países de Europa y de Asia.
“No es un zapato de mujer común y corriente, ni de fiesta ni para ir a trabajar”, aseguró Kollaián. “Requiere de una ingeniería especial”.
Nótese que usó la palabra “ingeniería”, como si describiera la elaboración de un cohete espacial. Pero de cierta manera, lo es, porque todas las piezas deben encajar a la perfección para que la bailarina pueda “despegar”.
"El eje del calzado, cómo está puesto el taco, los buenos agarres para que el zapato no se salga. Un diseño que siga la forma natural del pie. Flexibilidad. Comodidad. Todo esto se debe tener en cuenta y más", dijo Kollaián.
Los tacones también responden a una cuestión estética, según dijeron las personas consultadas por voanoticias.com. El tango es un baile melancólico, sensual. Sería imposible transmitir esta imagen con un par de zapatos bajos.
“El lucimiento de tu vestido, de tus piernas, de tu baile, es el zapato. El zapato es todo. No importa que el vestido sea de calidad, o no, pero la elegancia está en el zapato”, dijo la uruguaya Margot Mateauda.
En su hogar, realiza desde hace diez años una milonga todos los martes y jueves. Una milonga es un evento o lugar en el que las personas se reúnen para bailar tango. Y Mateauda, que hace de anfitriona durante horas y está de pie toda la noche, usa tacones.
De día, en su trabajo como funcionaria pública, también los usa. “Tenía un jefe en la oficina que me decía: ‘A ver, camine un poquito porque yo no puedo creer que esta mujer esté todas estas horas trabajando con esos tacones. ¿No se cansa?’ Y yo le respondí: ‘No, me canso si no los tengo puestos’”, contó Mateauda.
Está tan acostumbrada a usar tacones –y es tan coqueta- que no distingue entre la pista de baile y las calles de Montevideo. Caminar erguida es, para ella, una cuestión de actitud.
“Yo necesito, por mi forma de ser, usar tacos (tacones). Si no es como si no estuviera vestida”, dijo. Aunque hace cuatro años se cayó por una escalera y se fracturó tres partes del cuerpo, aún usa zapatos con tacones. Ya no son de diez centímetros, como suelen tener los zapatos de tango, pero sí son de seis o siete centímetros.
Las nuevas generaciones de mujeres tangueras se permiten más libertades.
Verónica Lagomarsino, una bailarina y profesora de tango de 37 años, dijo que ni se le ocurriría caminar por las calles de Montevideo, capital de Uruguay, con zapatos de tacones altos. “Con todos los pozos y baldosas flojas que hay, ¡me muero!”, dijo a carcajadas.
Cuando llegó al club deportivo en el que imparte clases de tango todos los sábados, llevaba puestas unas botas de cuero gruesas, de estilo militar y con una suela casi chata. A los cinco minutos, sus pies se vistieron de tango: se calzó unos zapatos rosados, con tacones, de la zapatería Marant.
“Creo que el tacón alto es algo que está ligado con lo femenino”, consideró. “Y por la proximidad que uno tiene con la pareja y la proyección que necesita en el cuerpo, el tacón ayuda”.
Aunque todas las mujeres usen tacones para bailar tango, no siempre se verán iguales. Y con la variedad de modelos que hay actualmente, cada una puede optar por un estilo que vaya con su personalidad.
“Yo busco zapatos cómodos, coloridos, que al mismo tiempo se vean como de nena. Pero también que tengan algo de transgresión y que no me hagan ver igual al resto”, dijo Lagomarsino.
Femenina, sí. Dócil, no.