Jóvenes latinoamericanas se abren paso en el mundo masculino de la tecnología

Lilia Araceli Lobato Martínez (centro), estudiante de tercero de preparatoria, se alzó con el primer lugar de la final regional en Guadalajara de Technovation Challenge, concurso a nivel mundial que busca promover la inclusión de niñas a la programación, ciencia y tecnología. [Foto:Agencia Informativa Conacyt]

Lilia Lobato Martínez se quedaba hasta altas horas de la noche mirando infinidad de videos en YouTube para aprender el código informático necesario para construir su aplicación ganadora Ool para voluntarios en Guadalajara, México.

En su país, usualmente es la única mujer en competencias tecnológicas, que con frecuencia entregan camisetas de hombre a los ganadores.

Ahora, la estudiante de ingeniería electrónica de 18 años está usando los $10.000 dólares que ganó el año pasado por su aplicación en la competencia femenina internacional Technovation para seguir desarrollando Ool, que hasta el momento ha vinculado a más de 1.000 voluntarios con 20 grupos sin fines de lucro en la segunda ciudad más grande de México.

"Muchas personas se quejaban constantemente de que todo estaba mal, pero vi que nadie salía a la calle como voluntario", dijo Lobato. "Así que decidí desarrollar una aplicación que es un compendio de todas las organizaciones sin fines de lucro para saber lo que México está construyendo", añadió.

Con planes de crear un centro para enseñar a los niños a codificar, Lobato dijo que muchas de sus amigas rehuían del sector de la tecnología porque estaba dominado por hombres. Solo cuatro de 40 estudiantes en su curso son mujeres, señaló.

En América Latina, la participación femenina en tecnología y ciencia ha quedado muy por detrás de la de los hombres, dicen expertos.

Y si bien está creciendo la comprensión de la necesidad de corregir el desequilibrio, las presiones económicas y sociales significan que muchas se inclinan por otras áreas o se espera que empiecen a trabajar en cuanto terminen la educación secundaria en vez de continuar estudiando.

"Los chicos piensan que para ellos es fácil y esperan ser inteligentes en el área de tecnología (...) no se espera eso de las chicas, y eso está reafirmado con frecuencia por el sistema educativo", dijo Gloria Bonder, jefa de la UNESCO para temas femeninos, científicos y tecnológicos en América Latina.

Pese a que el 44 por ciento de todos los cargos de investigación científica -incluyendo ciencias sociales- en la región están ocupados por mujeres, el género está subrepresentado en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (CTIM), según la UNESCO.

Por ejemplo, en Perú y Colombia, alrededor de un tercio de los investigadores en ciencias naturales son mujeres, pero ellas representan apenas un cuarto de los investigadores en ingeniería y tecnología. Ahora, varios proyectos están intentando mejorar el acceso de las jóvenes y darles la capacidad y la confianza para competir por esos trabajos.

Trabajo

Uno de esos proyectos es la academia de codificación Laboratoria en Lima, que encuentra talentos "donde nadie está buscando", dijo su presidenta ejecutiva Mariana Costa Checa. Más de 1.000 mujeres postularon para 70 lugares en su taller intensivo donde candidatas de bajos recursos se capacitaban como desarrolladoras web.

El proceso de postulación incluye una serie de rigurosas pruebas, además de entrevistas con las familias de las candidatas para reducir la tasa de abandono del curso, que también se dicta en Santiago, Ciudad de México y Arequipa, en Perú, y ayuda a las participantes a hallar trabajos con compañías como IBM.

Con tantas jóvenes de familias pobres bajo presión para comenzar a ganar dinero en cuanto terminan la secundaria, Rebeca Vargas, presidenta de la Fundación EEUU-México dijo que mayoría de las que se anotaron para un programa de CTIM que ayudó a crear en el estado mexicano de Puebla lo hicieron sin decirle a sus padres.

Casi todas están estudiando ahora materias de CTIM en el bachillerato o la universidad.

"Algunas de las jóvenes con las que trabajamos el año pasado tenían que vender pan y alimentos en la calle para poder ganar dinero para comer", dijo Vargas, cuya fundación desarrolló el programa junto a la secretaría de educación pública de México y la Academia de Ciencias de Nueva York.

Las familias con frecuencia esperan que las jóvenes consigan un ingreso para el hogar pero que no busquen cargos destacados en corporaciones o con salarios buenos. "Deben trabajar pero no deben educarse", dijo Vargas.

Wendy Arellano Martínez, que ganó una beca para estudiar ingeniería biotecnológica en el prestigioso Instituto Tecnológico de Monterrey después del programa de tutoría, ahora forma parte de un equipo que desarrolla un proyecto para fabricar marcos de gafas de botellas de plástico reciclado para personas mayores de bajos ingresos.

"Vamos a estar buscando fondos de organizaciones o fundaciones para ayudarnos a distribuir nuestros productos a las personas que los necesitan pero que no tienen los recursos", dijo el estudiante de Puebla de 18 años. "Quiero dar el mismo apoyo que recibí".