Los senadores demócratas utilizaron diferentes estrategias para impedir que el nuevo proyecto de ley sobre el aborto, considerado como uno de los más restrictivos, pasara la votación.
El martes por la noche, los senadores de Texas sometieron a votación un proyecto de ley sobre la ley del aborto. Este proyecto incluye una nueva medida que prohíbe abortar después de 20 semanas de embarazo y exige que este tipo de intervenciones se realicen exclusivamente en clínicas en las que se pueda hospitalizar a pacientes.
La fecha límite para que se llevara a cabo la votación eran las 12 de la noche del martes. En un primer momento, los senadores republicanos proclamaron la victoria en la votación con 19 votos a favor y 10 en contra, pero horas después, cuando se dieron cuenta de que la votación había quedado registrada el miércoles en lugar de el martes, por lo tanto más allá de la fecha límite, reclamaron que la votación no se había llevado a cabo propiamente desde el punto de vista legislativo.
Los senadores demócratas llevaron una estrategia que los republicanos calificaron de “filibustero” donde trataron de retardar la votación para que esta se cerrara más allá de la fecha límite, y por tanto quedara invalidada.
La senadora demócrata Wendy Davis alargó su discurso todo lo que pudo y reconoció en su cuenta de Twitter que estaba destrozada y que no le quedaban palabras. Fue vitoreada por los más de 400 manifestantes presentes en la sala que se revolvieron en abucheos contra los republicanos, lo que también obstaculizó la votación.
El vicegobernador, David Dewhurst, declaró una hora después que la votación era válida pero que “con todo el escándalo y el ruido, no podría firmar la iniciativa”. Añadió que no perdió el control de la cámara, sino que “una multitud revoltosa” sembró el desorden.
Dada la controversia sobre la votación, Dewhurst indicó que el gobernador Rick Perry podría convocar en cuanto quisiera un periodo extraordinario para una nueva votación.
La fecha límite para que se llevara a cabo la votación eran las 12 de la noche del martes. En un primer momento, los senadores republicanos proclamaron la victoria en la votación con 19 votos a favor y 10 en contra, pero horas después, cuando se dieron cuenta de que la votación había quedado registrada el miércoles en lugar de el martes, por lo tanto más allá de la fecha límite, reclamaron que la votación no se había llevado a cabo propiamente desde el punto de vista legislativo.
Los senadores demócratas llevaron una estrategia que los republicanos calificaron de “filibustero” donde trataron de retardar la votación para que esta se cerrara más allá de la fecha límite, y por tanto quedara invalidada.
La senadora demócrata Wendy Davis alargó su discurso todo lo que pudo y reconoció en su cuenta de Twitter que estaba destrozada y que no le quedaban palabras. Fue vitoreada por los más de 400 manifestantes presentes en la sala que se revolvieron en abucheos contra los republicanos, lo que también obstaculizó la votación.
El vicegobernador, David Dewhurst, declaró una hora después que la votación era válida pero que “con todo el escándalo y el ruido, no podría firmar la iniciativa”. Añadió que no perdió el control de la cámara, sino que “una multitud revoltosa” sembró el desorden.
Dada la controversia sobre la votación, Dewhurst indicó que el gobernador Rick Perry podría convocar en cuanto quisiera un periodo extraordinario para una nueva votación.