El futuro de Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) pende esta semana de un hilo, mientras negociadores de Estados Unidos, Canadá y México tratan de resolver diferencias importantes sobre la renovación del pacto que el presidente Donald Trump ha amenazado con abandonar.
Trump, quien asumió el cargo el año pasado y se comprometió a deshacer lo que describió como “desastrosos” acuerdos comerciales, se ha referido al TLCAN como extremadamente injusto para Estados Unidos y sus trabajadores.
Canadá y México, que inicialmente descartaron la mayoría de las demandas de Washington como impracticables, ahora dicen que hay margen de maniobra. Pero eso aún puede no ser suficiente para satisfacer a Trump y a sus funcionarios.
Las amenazas de Estados Unidos de abandonar el TLCAN, que sustenta gran parte del comercio trilateral de más de 1 billones de dólares al año, han puesto nerviosos a los mercados. Se espera que las conversaciones finalicen en marzo para evitar que se junte con las elecciones presidenciales de México en julio.
Trump, quien culpa al TLCAN por la pérdida de cientos de miles de empleos manufactureros en Estados Unidos, tuiteó el jueves que “¡el TLCAN es una mala broma!”.
Un consejo que asesora sobre el TLCAN a la canciller canadiense, Chrystia Freeland, concluyó que es muy probable que Washington anuncie que quiere salirse del pacto.
“Todavía hay una pizca de optimismo, pero tengo que decir que el consenso general (...) es que no, sino cuando va a cancelarse”, dijo Rona Ambrose, miembro del consejo y exministra canadiense a la televisora local CTV.
El pesimismo contrasta fuertemente con la gran mayoría de economistas consultados por Reuters que apuestan a que el tratado se renegociará con éxito.
Cauto optimismo
Al principio, Canadá y México dijeron que ni siquiera discutirían las demandas de Estados Unidos para establecer niveles mínimos de contenido norteamericano para el sector automotor y una cláusula que rescindiría el acuerdo si no se renegocia cada cinco años.
Fuentes cercanas a las conversaciones dicen que Canadá y México ahora serán más flexibles sobre el contenido automotor y la resolución de disputas.
“Tenemos áreas por las que vamos a luchar, pero eso no significa que no podamos ser creativos, ágiles y listos”, dijo una fuente canadiense familiarizada con la estrategia de Ottawa.
En México, parte del pesimismo palpable a fines de diciembre ha cedido lugar al cauteloso optimismo de que avanzar hacia un acuerdo en Montreal es posible si el gobierno de Trump está dispuesto a ceder terreno en sus propuestas más duras.
“Estamos en un momento decisivo”, dijo Jaime Zabludovsky, uno de los negociadores mexicanos del acuerdo original del TLCAN y asesor del sector privado en las conversaciones actuales.
Una fuente mexicana familiarizada con el proceso dijo que esperaba conversaciones adicionales hasta marzo y mencionó la posibilidad de que las discusiones finales pudieran, de ser necesario, posponerse hasta después de las elecciones mexicanas.
A pesar de una paralización parcial del gobierno de Estados Unidos, Washington enviará un equipo a las conversaciones de Montreal, dijo una fuente de la administración Trump.
Reuters