Al menos cinco personas murieron en accidentes relacionados a una fuerte tormenta que trajo fuertes lluvias, vientos huracanados y nieve desde Carolina del Norte hasta Boston y Maine.
Más de 2.100 vuelos fueron cancelados, las escuelas y las oficinas de gobierno en Washington, Nueva York y otros lugares cerraron y los trenes dejaron de funcionar en el corredor que comunica Boston con la capital de la nación.
Cape Cod, Massachusetts registró vientos de entre 128 y 144 kilómetros por hora. Fuertes nevadas se registraron en Ohio y en la parte alta del estado de Nueva York. Boston sufría mareas extremadamente altas que provocaron inundaciones costeras, y más de 1 millón 600 mil hogares quedaron sin electricidad al caer árboles y postes eléctricos en Nueva York, Filadelfia, Maryland y Virginia.
La tormenta sumergió autos y volcó camiones en las carreteras, provocó olas más altas que una casa de dos pisos en la costa de Massachusetts y asustó a los pasajeros de aviones que tuvieron que aterrizar en medio de los fuertes vientos cruzados en los aeropuertos de Dulles y Reagan National en el área de Washington.
Hasta el presidente Donald Trump que había viajado a Carolina del Norte para estar presenta en el funeral del reverendo Billy Graham, fue obligado a aterrizar en el aeropuerto de Dulles en lugar de la Base Andrews en Maryland debido a los fuertes vientos.
El Servicio Meteorológico Nacional advirtió que la tormenta constituye una situación de “vida y muerte”.
En Chesterfield, Virginia un niño de seis años murió cuando un árbol cayó sobre su casa móvil. Y en Baltimore, Maryland otra mujer murió en circunstancias similares.
Los meteorólogos prevén que los fuertes vientos y las altas mareas continúen el viernes por la noche y el sábado todo el día, cuando comenzarán a disminuir en intensidad.