Sobre un terreno abandonado, Leimer Contreras construyó una cancha de fútbol, en San Antonio del Táchira, una localidad fronteriza en Venezuela, donde hoy entrena a unos 75 niños y jóvenes de comunidades aledañas.
"Más que deporte, formamos personas, porque primero viene la formación personal con valores como respeto, como cuidado en equipo" , contó Contreras a VOA.
Su familia llegó a Venezuela hace décadas, desplazada por el conflicto armado en Colombia. Por eso no dudó en participar en el proyecto de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que busca documentar con fotografías el día a día de quienes han encontrado en el fútbol un aliado para alcanzar el bienestar físico y emocional.
"Trata uno de ayudarlos a que no estén en la calle, en malos pasos con el tema de fútbol, con el tema del deporte. Son muy alegres cuando vamos a jugar", detalla.
Claudia Pineda salió hace 7 años de Venezuela, empujada por las precariedades económicas. Gracias a su experiencia en el campo de juego, pudo adaptarse a su nueva vida en Ecuador como defensa en la oncena Independiente del Valle.
Con el lente de una cámara desechable, Claudia también capturó sus vivencias en el terreno.
"Como te dije, el fútbol transforma, que es una palabra que utilizamos mucho acá, porque no sé si de otra manera yo hubiera podido tener la disciplina que tengo ahora para realizar cualquier actividad", relata Pineda.
América Latina alberga a 18 millones de personas desplazadas forzosamente, quienes han escapado de realidades como la violencia de las pandillas en Centroamérica, la crisis humanitaria en Venezuela y el conflicto armado en Colombia, según datos de Naciones Unidas.