Desde hace una semana, cerca de 2.000 camiones con carga boliviana se encuentran varados en la zona de Tambo Quemado, en la frontera con Chile, debido a los controles sanitarios por el COVID-19 impuestos por las autoridades del vecino país.
Varias imágenes de medios y usuarios en las redes sociales muestran una interminable fila de vehículos de más de 10 kilómetros.
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El problema surgió porque el Gobierno chileno dispuso exigir el certificado PCR con 72 horas de anticipación debido al incremento de casos positivos de COVID-19, lo que redujo la cantidad de camiones que pueden entrar al complejo fronterizo de 60 a solo 25.
Los conductores reclaman por lo que perciben como un trastorno a su trabajo y las precarias condiciones de la zona, que también van afectando su salud.
“No hay servicios básicos, la alimentación es pésima, pero ¿qué vamos a hacer los transportistas? Obligadamente tenemos que consumirlo, porque no hay otro modo de poder alimentarse”, dijo a la Voz de América, Silvio Nogales, un transportista boliviano de carga internacional que lleva 35 años haciendo rutas especialmente a Chile y Perú.
Por otro lado, el presidente de la Asociación de Transporte Pesado de la ciudad de El Alto, Gustavo Rivadeneira, reclamó que "los exportadores y los importadores entregan sus documentos a los transportistas y se deshacen de los conflictos que pasamos en los caminos”.
“La entrega de los contenedores tiene fecha en los puertos de Arica e Iquique, y nadie está cumpliendo con esos plazos. Este problema es de nunca acabar”, declaró.
Según el viceministro de Comercio Exterior, Benjamín Blanco, la situación está afectando en gran medida las exportaciones e importaciones, y Bolivia pierde 10 millones de dólares cada día. Además del deterioro de salud de los choferes que tienen que soportar incluso temperaturas bajo cero.
“Se desplegará un equipo de salud para poder atender los casos de infecciones respiratorias que han adquirido nuestros hermanos transportistas que están en condiciones muy complicadas”, aseguró Blanco, quien se desplazó el jueves a la frontera llevando víveres a los choferes.
Ante los pedidos del sector, el ministro solicitó formalmente al Gobierno chileno que se amplíen los horarios de atención sanitaria para los transportistas y llevar adelante acciones conjuntas para agilizar la toma de pruebas anticovid en la frontera, con apoyo de personal, equipos e insumos médicos bolivianos.
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Aumentan los reclamos por las pruebas PCR
Uno de los principales reclamos de los transportistas es que las pruebas PCR que se toman en laboratorios bolivianos no son validadas por las autoridades sanitarias de Chile y muchos choferes optan por falsificar el documento en un intento por avanzar su ruta.
“El análisis que nos están sacando en Chile es el mismo PCR que nos hacen en los laboratorios de Bolivia, pero no sé qué será, de punta a punta nos sacan positivo a casi todos, no entendemos”, dijo Silvio Nogales.
Muchas de esas falsificaciones son descubiertas en los controles, pero Nogales lamentó que “todos paguen las consecuencias”. Dijo que algunos transportistas lo hacen porque es un poco caro el PCR, “pero a todos los generalizan”. Necesitamos eso para trabajar.
Las pruebas PCR tienen un valor de entre 60 y 80 dólares, un precio que en muchas circunstancias no pueden cubrir los choferes bolivianos.
El Gobierno boliviano insiste en que debe haber una respuesta “humanitaria” de las autoridades chilenas y ha invocado al derecho de “libre tránsito”.
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