Trump, ‘Big Pharma’, y el abuso de opioides

El presidente de EE.UU. Donald Trump durante la "Rx Drug Abuse and Heroin Summit," en Atlanta, Georgia, 24-4-19. (AP Foto/Evan Vucci).

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, dijo que se está progresando en la lucha contra el abuso de opioides y prometió responsabilizar a la industria farmacéutica por su responsabilidad en la crisis.

"Estamos responsabilizando a las grandes farmacéuticas", dijo Trump en una Cumbre contra el abuso de medicamentos por prescripción y heroína realizada en Atlanta, el miércoles.

La epidemia de opioides en Estados Unidos es especialmente dañina en áreas rurales donde Trump es popular.

Las muertes por sobredosis de opioides en los Estados Unidos aumentaron un 17 por ciento en 2017 respecto al año anterior a más de 49.000, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Según el CDC, las muertes por potentes opioides sintéticos como el fentanilo aumentaron un 45 por ciento en ese momento.

Cientos de demandas por parte de los gobiernos estatales y locales acusan a los farmacéuticos como Purdue Pharma de comercializar engañosamente los opioides, y a distribuidores como AmerisourceBergen Corp, Cardinal Health Inc. y McKesson Corp por ignorar que los opioides estaban siendo usados inapropiadamente.

Trump dijo que convenció al presidente chino Xi Jinping en una reunión realziada en Argentina, en diciembre, para designar al fentanilo como una sustancia controlada.

El mes pasado, China enumeró todas las sustancias relacionadas con el fentanilo como narcóticos controlados después de las críticas de Trump, aunque su gobierno culpó a la cultura estadounidense por el abuso de la droga y dijo que la cantidad de fentanilo que va de China a los Estados Unidos es "extremadamente limitada".

En octubre de 2017 Trump declaró que la crisis de opioides es una emergencia de salud pública.

La semana pasada, funcionarios de salud de EE. UU. dijeron que gastarán $ 350 millones en cuatro estados para estudiar la mejor manera de lidiar con la crisis de opiáceos a nivel local, con el objetivo de reducir las muertes por sobredosis en un 40 por ciento durante tres años en comunidades de esos estados.