El presidente Donald Trump regresó el martes en la noche a Washington luego de una gira de 12 días por Asia, en la que logró esquivar en su mayoría el escándalo del Senado de Alabama, que ahora debe decidir cómo afrontar.
El mandatario encuentra al Partido Republicano dividido por la supuesta conducta sexual inapropiada con adolescentes del exjuez Roy Moore, quien se postula para sustituir el puesto vacante dejado en el Senado por Jeff Sessions, actual secretario de Justicia.
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Tras haber presionado tanto en público como en privado para que Moore se retire de la campaña, algunos republicanos creen que la última opción para hacerlo retirar su candidatura es el presidente Trump.
Trump ha dado pocos indicios de estar interesado en jugar un papel importante ese proceso. Para el presidente y los republicanos, ninguna de las opciones parece ideal, tanto si gana Moore, como si pierde o se ve obligado a retirarse.
Si bien la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Hucakabee Sanders, dijo el viernes que Moore debería hacerse a un lado si las acusaciones son ciertas, el propio Trump ha permanecido en silencio. El martes no tocó el tema en sus declaraciones a los reporteros a bordo del Air Force One en el vuelo de regreso a Washington y tampoco respondió a las preguntas que le gritaron los periodistas sobre Moore cuando entró a la Casa Blanca en la noche.
Mientras tanto Moore parece haber buscado refugio en su base de votantes evangélicos.
El martes en la noche participó en un acto en una iglesia de una comunidad rural de Alabama. El político restó importancia a las acusaciones de agresión sexual en su contra y dijo que estaba siendo acosado por los medios de comunicación. Lamentó que las denuncias fuesen lo único de lo que quiere hablar la prensa.
Dos mujeres acusaron a Moore de acosarlas sexualmente en la década de 1970, cuando una tenía 14 y la otra 16 años y él, de treinta y tantos, era el número dos de la fiscalía del distrito.
Favorito entre algunos votantes con orientaciones religiosas, Moore se topó con una audiencia comprensiva en la iglesia, donde un pastor elogió su oposición a los matrimonios homosexuales y al aborto.
El líder de la mayoría del Senado, el republicano Mitch McConnell y otros senadores han advertido que Moore casi con seguridad enfrentaría una queja ética formal en el Senado de ser elegido, lo cual podría llevar a su expulsión.
Los republicanos también están explorando la posibilidad de inscribir a última hora otro candidato, uno que sea “bien conocido y extremadamente popular”, según McConnell.
“El que cumple con ese estándar sería el fiscal general”, reconoció McConnell en referencia a Sessions.