El expresidente de Estados Unidos Donald Trump hizo campaña el sábado en Iowa y aprovechó el tercer aniversario del asalto del 6 de enero de 2021 al Capitolio del país para describir la llegada de migrantes a la frontera sur como la “auténtica” insurrección.
Apenas una semana antes de que comenzara el proceso de nominación en los caucus de Iowa, Trump no mencionó de forma explícita la fecha. Sin embargo, siguió afirmando que algunos países han vaciado cárceles y centros psiquiátricos para impulsar una cifra récord de cruces de la frontera, aunque no hay pruebas de ello.
“Cuando se habla de insurrección, eso es lo que están haciendo ellos, eso es lo de verdad (...) No de forma pacífica y patriótica, pacífica y patriótica”, dijo Trump citando el discurso que ofreció el 6 de enero antes de que una turba violenta de sus seguidores asaltara el Capitolio dentro de un esfuerzo desesperado de mantenerle en el poder tras su derrota electoral de 2020.
Las declaraciones de Trump en Newton, en el centro de Iowa, se produjeron al día siguiente de que el presidente, Joe Biden, ofreciera un discurso cerca de Valley Forge, Pensilvania, en el que describió a Trump como una grave amenaza para la democracia y dijo que el 6 de enero fue “un día en el que casi perdimos Estados Unidos, (casi) lo perdimos todo”.
También lea El asalto al Capitolio de EEUU en siete momentos claveEs probable que ambos vuelvan a enfrentarse en las próximas elecciones, y los dos aspirantes han mencionado a menudo el 6 de enero en sus actos de campaña. Trump, que está inmerso en un proceso judicial por sus esfuerzos de revocar su derrota de 2020 ante Biden, ha restado importancia o difundido teorías de la conspiración sobre un disturbio en el que sus partidarios —impulsados por sus mentiras sobre fraude electoral— intentaron interrumpir la certificación de la victoria de Biden.
Trump también siguió lamentando el tratamiento a las personas que han sido encarceladas por participar en el asalto, a las que volvió a calificar de “rehenes”. Más de 1.230 personas han sido acusadas de delitos federales asociados a incidentes violentos, como agredir a policías y conspiración sediciosa.
Tras su discurso en Newton, Trump firmó gorras y otros objetos que le pasaba la multitud, incluida una copia de una revista Playboy que le mostraba en la portada.
Un asistente, Dick Green, estaba a unos 5 metros y se enjugaba las lágrimas después de que el expresidente firmara su gorra blanca de “Trump Country” y le estrechara la mano.
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“Nunca se venderá. Se quedará en mi familia”, dijo Green de la gorra.
El hombre, líder de caucus y pastor en Brighton, Iowa, dijo que había rezado durante cuatro años para conocer a Trump.
Trump dedicó buena parte del día a criticar a Biden, al que tachó de incompetente y la auténtica amenaza para la democracia. Pero también atacó a otros republicanos, como el fallecido senador John McCain de Arizona.
Antes el sábado, Trump hizo campaña ante jóvenes activistas conservadores en Des Moines y habló con miembros de Run GenZ, una organización que insta a conservadores jóvenes a presentarse a cargos públicos.
La campaña del expresidente aspira a movilizar a miles de seguidores que nunca participaron en las asambleas partidarias para hacer una demostración de fuerza, frenar el ascenso de sus rivales y demostrar su capacidad organizativa de cara a las elecciones generales.
Sus principales rivales, la exembajadora ante Naciones Unidas Nikki Haley y el gobernador de Florida Ron DeSantis, también hicieron campaña en el estado mientras luchaban por el segundo lugar en la lucha por la candidatura republicana y trataban de presentarse como la alternativa más viable a Trump, que les saca una amplia ventaja en los primeros sondeos estatales y nacionales.
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