El secretario de Estado de Estados Unidos Rex Tillerson viajó a París procedente de Londres, en el segundo día de una gira europea que incluye visitas a Varsovia y Davos.
El canciller estadounidense permanecerá dos días en Francia, en los que tiene previstas reuniones con funcionarios del gobierno para tratar temas globales de interés mutuo, incluidos Siria; Irán, Líbano, Corea del Norte y Ucrania.
En Londres, el jefe de la diplomacia estadounidense ofreció una rueda de prensa con su homólogo Boris Johnson, el secretario del Exterior británico, luego de reunirse con la primera ministra Theresa May, el secretario de seguridad nacional británico Mark Sedwill y Johnson.
Tillerson y Johnson destacaron la especial relación bilateral de amistad y económica de sus países. "Algunas veces olvidamos la importancia de nuestra relación", señaló, indicando que "necesitamos poner atención a esa relación...que atesoramos", indicó.
Tillerson dijo que acordaron establecer un grupo de trabajo de expertos para arreglar los defectos del histórico acuerdo nuclear con Irán, del que el presidente Donald Trump ha amenazado con retirarse en la primavera a menos que se hagan los cambios que exige.
El Secretario de Estado mencionó específicamente las preocupaciones sobre el programa de misiles balísticos de Irán que permiten a Teherán gradualmente reanudar actividades atómicas avanzadas.
El grupo de trabajo comenzará a reunirse la próxima semana para discutir cómo enfrentar los defectos del pacto "mediante algún tipo de acuerdo separado o quizás un mecanismo que pudiera atender nuestras preocupaciones", indicó Tillerson.
En cuanto al problema de Siria, el secretario Tillerson, dijo que están trabajando con Turquía y con el liderazgo de la coalición en Siria, pidiendo moderación a las partes y minimizar el impacto en las bajas civiles que son demasiadas.
Añadió que se está tratando de crear una zona de seguridad en el noroeste de Siria que satisfaga las legítimas necesidades de seguridad de Turquía para poder volver al proceso de derrotar a ISIS, asegurar una Siria pacífica y estable y trabajar para lograr una Siria unificada por medio del proceso de paz de Ginebra al que todos están comprometidos.
Antes de su reunión con la primera ministra May, Tillerson visitó la nueva embajada de Estados Unidos en Londres, que el presidente Donald Trump iba a inaugurar antes de cancelar su viaje a principios de mes, diciendo que no quería “respaldar un mal acuerdo de la administración Obama al vender el antiguo edificio por nada”.
Tillerson y el embajador estadounidense, Woody Johnson recorrieron la instalación mientras trabajadores terminaban de plantar arbustos en los terrenos de la nueva embajada. El secretario de Estado se reunió también con algunos Marines que se encontraban destacados en la misión diplomático.
Antes de la llegada de Tillerson, el embajador dijo que “la embajada realmente va a funcionar” aunque no precisó cuándo sería la inauguración. Johnson sólo dijo que no había urgencia para eso y que se haría en el momento más adecuado.
La decisión de trasladar la embajada de EE.UU. de su ubicación actual en Grosvenor Square en la exclusiva zona de Mayfair de Londres a un lugar en la orilla sur del Támesis se acordó en 2008 por razones de seguridad bajo la presidencia de George W. Bush, y no durante el gobierno de Barack Obama como erróneamente apuntó el presidente Trump.
La bandera estadounidense fue removida este mes de Grosvenor Square donde la embajada de Estados Unidos se asentó desde 1938 en el área conocida como "Pequeña América" durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la plaza también albergaba la sede militar del general Dwight D. Eisenhower.
La nueva embajada es una fortaleza situada al menos a 100 pies (30 metros) de los edificios circundantes, en su mayoría bloques residenciales de gran altura recién construidos, e incorpora viviendas para los Marines de EE. UU., destacados permanentemente en la embajada.
La construcción de $ 1 mil millones fue financiada con la venta de otras propiedades estadounidenses en Londres.