El presidente Donald Trump y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, elogiaron la fortaleza de la relación entre sus países y evitaron hablar de sus diferencia en la estrategia para confrontar a los extremistas del Estado Islámico en el norte de Siria.
Al término de la visita del mandatario turco a la Casa Blanca, Trump y Erdogan describieron los vínculos bilaterales como fuertes. "Hemos tenido una gran relación", dijo Trump "y la haremos aún mejor".
Ninguno de los líderes mencionó la decisión de Trump la semana pasada de suministrar armas pesadas a los militantes rebeldes kurdos de Siria, YPG, que conforman una parte clave de la alianza que Estados Unidos prepara para marchar hacia la capital de facto del Estado Islámico, Raqqa, más tarde este año.
Bienvenida
Trump recibió el miércoles a Recep Tayyip Erdogan y su esposa Emine a la entrada del Ala Oeste de la Casa Blanca fuera del alcance de la prensa.
Poco después en una brevísima sesión de fotos de ambos líderes, Trump dijo que era "un gran honor" recibir a Erdogan, y expresó su compasión y apoyo a la nación turca por los "horribles ataques" que ha sufrido en los últimos años.
Erdogan felicitó a Trump por "su legendario triunfo" de noviembre en las elecciones presidenciales y prometió que su país y Estados Unidos trabajarán juntos en las Naciones Unidas, la OTAN y en el Grupo de los 20.
Tras las declaraciones conjuntas, ambos líderes se retiraron para continuar sus reuniones de trabajo.
"Un nuevo comienzo"
Se había anticipado que sus conversaciones incluyeran la autorización de entrega de armas a los kurdos sirios, hecha por Trump la semana pasada, una decisión que enojó al gobierno turco. Otro tema en la agenda era el conflicto en Siria.
Estados Unidos ve a la fuerza kurda, la YPG, como una parte clave en la lucha contra el grupo Estado Islámico y el esfuerzo para desterrar a los militantes de su capital de facto, Raqqa. Pero Turquía considera a la YPG como una organización terrorista debido a sus vínculos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, PKK, que ha estado librando una insurgencia de tres décadas en Turquía.
Erdogan calificó la decisión de proveer armas estadounidenses como “contraria a nuestras relaciones estratégicas con Estados Unidos”.
Sin embargo, antes de su viaje dijo que ve su visita a Washington como “un nuevo comienzo de las relaciones estadounidenses-turcas”.
Tanto Turquía como Estados Unidos han respaldado a rebeldes en Siria durante la guerra de seis años contra las fuerzas del presidente Bashar al-Assad y sus aliados. Y la alianza de la OTAN ha estado involucrada fuertemente en la batalla contra ISIS desde que el grupo tomó grandes áreas del norte y el oeste de Irak y el este de Siria a mediados de 2014.
Probablemente Erdogan también hable con Trump sobre el estatus de Fethullah Gulen, un exiliado clérigo que vive en Estados Unidos y a quien el presidente turco culpa por un fracasado intento de golpe el año pasado. Turquía ha pedido a EE.UU. que extradite a Gulen, pero el pedido no ha tenido éxito.
Protestas
Varias docenas de manifestantes protestaron a favor y en contra del presidente Erdogan afuera de la Casa Blanca.