Los residentes en Kiev se despertaron el miércoles con el sonido de las sirenas antiaéreas mientras Ucrania celebraba el Día de la Independencia, justo seis meses después del inicio de la invasión militar rusa.
Las autoridades de la capital prohibieron las concentraciones multitudinarias hasta el jueves por temor a que la fiesta nacional pueda provocar ataques de misiles rusos especialmente intensos. El presidente Volodymyr Zelenskyy pidió a la población que esté alerta.
“Las provocaciones rusas y los ataques brutales son una posibilidad”, dijo Zelenskyy en un comunicado. “Por favor, sigan estrictamente las normas de seguridad. Por favor, respeten el toque de queda. Presten atención a las sirenas antiaéreas. Presten atención a los anuncios oficiales. Y recuerden: debemos lograr la victoria todos juntos”.
El año, Kiev recibió a una multitud con motivo del desfile militar que conmemoró el 30 aniversario de la independencia. Pero en esta ocasión, apenas un pequeño grupo de personas acudió a la plaza del centro de la ciudad, donde durante el fin de semana se exhibieron tanques y artillería móvil rusa destruida y todos los días suena el himno nacional a las 07:00 de la mañana.
También lea EEUU otorga a Ucrania 3.000 millones de dólares en ayuda militar para los próximos años“No puedo dormir por la noche por lo que veo y escucho sobre lo que se está haciendo en Ucrania”, dijo, con la voz temblorosa por la emoción, una mujer jubilada que se identificó únicamente por su nombre, Tetyana.
“Esto no es una guerra. Es la destrucción del pueblo ucraniano”, dijo.
El feriado del miércoles conmemora de declaración de independencia de Ucrania de la extinta Unión Soviética en 1991.
“Hace seis meses, Rusia nos declaró la guerra. El 24 de febrero, toda Ucrania escuchó explosiones y disparos (...) El 24 de febrero nos dijeron: No tienen ninguna posibilidad. El 24 de agosto decimos: ¡Feliz Día de la Independencia, Ucrania!”, dijo Zelenskyy en un mensaje con motivo de la festividad.
La explosión de un coche bomba el sábado a las afueras de Moscú, que se cobró la vida de la hija de 29 años del teórico político ruso de derecha Alexander Dugin, aumentó el temor de que Rusia pudiese intensificar sus ataques sobre Ucrania esta semana.
Las autoridades rusas han culpado a Ucrania de la muerte de Darya Dugina, que trabajaba como comentarista en una televisora rusa. El auto estalló después de que asistiese a un festival patriótico con su padre, quien se cree que era el objetivo del atentado.
El gobierno ucraniano ha negado cualquier implicación.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ordenó la entrada de decenas de miles de soldados en el país vecino el 24 de febrero. El ejército de Moscú se topó con una inesperada resistencia ucraniana y, los seis meses de combates han trastocado la vida en Ucrania y sacudido la economía mundial.
Mientras la guerra alcanza su 182do día, no hay indicios de que vaya a tener un final rápido. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, la describió el martes como “una guerra de desgaste”. Rusia controla ahora grandes zonas del este y el sur del país, pero sus avances son muy lentos. Ni Kiev ni Moscú han revelado cuántos combatientes han perdido en los seis primeros meses del conflicto.
Por su parte, el ministro ruso de Defensa, Sergei Shoigu, dijo el miércoles en una reunión con sus homólogos de la Organización de Cooperación de Shanghái — un grupo de seguridad controlado por Moscú y Beijing -, que la lentitud de las acciones militares del Kremlin se debe a lo que, según él, era un esfuerzo para evitar a la población civil.
Las tropas rusas han atacado repetidamente zonas civiles en varias ciudades. Pero Shoigu indicó que “se llevan a cabo ataques con armas de precisión contra la infraestructura militar de las fuerzas armadas ucranianas (...) Se está haciendo todo lo posible para evitar víctimas civiles. Sin duda, esto ralentiza el ritmo de la ofensiva, pero lo hacemos de forma deliberada”.
Además, criticó a los estados occidentales por el envío de ayuda militar a Ucrania, alegando que esto prolonga el conflicto.
“Estados Unidos y sus aliados continúan llevando armas a Ucrania, incrementando el número de víctimas y alargando el conflicto”, dijo Shoigu.
Por su parte, el presidente estadounidense Joe Biden anunció un paquete de ayuda adicional de 2.980 millones de dólares para formar y equipar a las fuerzas ucranianas para el combate en los próximos años.
El mandatario indicó que dichos fondos financiarán contratos para hasta tres tipos de drones y otras armas, municiones y equipos.
“Sé que este día de la independencia es agridulce para muchos ucranianos mientras miles han sido muertos o heridos, millones han quedado desplazados y muchos otros han caído víctima de atrocidades y ataques rusos”, declaró Biden.
“Pero seis meses de ataques implacables solo han endurecido el orgullo de los ucranianos en sí mismos, en su país y en sus 31 años de independencia”, añadió.
En el frente de la ofensiva rusa en el este de Ucrania, el conflicto seguía su curso. Las fuerzas del Kremlin atacaron varias aldeas y pueblos en la provincia de Donetsk en las últimas 24 horas y causaron un muerto y dos heridos, según el gobierno regional.
En la región de Dnipropetrovsk, en el frente sur, las fuerzas rusas volvieron a bombardear las ciudades de Nikopol y Marhanets, donde causaron daños en varios edificios y heridas a dos personas, dijo el gobernador, Valentyn Reznichenko. Además, bombardearon la ciudad de Zaporiyia, donde se registraron daños materiales en inmuebles e infraestructura, pero no de carácter personal.
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