Mientras la maquinaria de guerra rusa avanzaba por el este de Ucrania para tratar de alcanzar el objetivo del Kremlin de controlar todo el corazón industrial del país, las fuerzas ucranianas redoblaban los ataques para retomar territorio en el sur ocupado por Rusia.
Los ucranianos han utilizado lanzacohetes suministrados por Estados Unidos para atacar puentes e infraestructura militar en el sur, lo que obliga a Rusia a desviar sus fuerzas del Donbás, en el este, para contrarrestar la nueva amenaza.
La guerra en Ucrania está ya en su sexto mes, y las próximas semanas podrían ser decisivas.
Aunque el grueso de los activos militares de ambos bandos se concentran en el Donbás, una región industrial de minas y fábricas, los dos esperan hacer avances en otras regiones.
Ucrania ha prometido expulsar a los rusos del territorio que han tomado desde el inicio de la invasión, incluida la región sureña de Jersón como parte de la región de Zaporiyia, mientras que Moscú ha prometido conservar las zonas ocupadas y ganar terreno en varias partes del país.
El Donbás está formado por la provincia de Luhansk, ahora bajo pleno control ruso, y la provincia de Donetsk, de la que Moscú controla aproximadamente la mitad.
Al aumentar los ataques en el sur, Kiev ha obligado a Rusia a dividir sus fuerzas, según el analista militar ucraniano Oleh Zhdanov.
“El mando del ejército ruso se ve frente a un dilema: intentar mantener la ofensiva en la región de Donetsk o reforzar las defensas en el sur”, dijo Zhdanov. “Va a ser difícil para ellos realizar las dos tareas de forma simultánea durante mucho tiempo”.
En lugar de intentar plantear en una enorme contraofensiva, señaló, los ucranianos intentan socavar a las fuerzas rusas en el sur con ataques sobre depósitos de munición y depósito y otros objetivos clave.
“No tiene por qué ser un ataque frontal”, dijo el analista.
Funcionarios locales con apoyo de Moscú en el este y el sur de Ucrania han hablado sobre celebrar votaciones de adhesión a Rusia a partir de septiembre. Esos planes dependen de la capacidad rusa de tener control pleno de esas zonas para entonces.
“El objetivo principal del Kremlin es obligar a Kiev a sentarse a negociar, asegurar la línea existente de contacto y celebrar referendos en otoño”, dijo Mykola Sunhurovsky, del Centro Razumkov, un centro de estudios con sede en Kiev.
Las armas occidentales, señaló, han aumentado la capacidad de Ucrania al permitirle alcanzar objetivos lejos de las líneas del frente con alto grado de precisión.
Ucrania ha recibido en torno a una docena de lanzacohetes múltiples HIMARS de fabricación estadounidense, que ha empleado para atacar depósitos rusos de municiones, esenciales para mantener la ventaja de Moscú en potencia de fuego. Los sistemas HIMARS tienen un alcance de 80 kilómetros (50 millas) y permiten a los ucranianos atacar desde más allá del alcance de la mayoría de la artillería enemiga.
“Es una importante ventaja”, dijo Sunhurovsky. “Los ucranianos han empezado a asestar ataques de precisión sobre depósitos rusos, puestos de mando, estaciones de tren y puentes, destruyendo cadenas logísticas y socavando la capacidad militar rusa”.
[Con información de The Associated Press]
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