En un abarrotado edificio municipal en un pueblo que estuvo en el frente, y con la ventana delantera cubierta con tablones, un equipo de médicos especialistas ha habilitado una clínica temporal.
Es un salvavidas para los vecinos. Incluso antes de la guerra con Rusia, el acceso a atención médica especializada sólo estaba disponible para los que podían llegar a la ciudad, aunque la localidad, cerca de la ciudad oriental ucraniana de Sloviansk, sí tenía un médico de atención primaria.
Ahora la clínica local ha sufrido daños por la guerra y sus vecinos se han quedado sin apenas acceso a atención médica, y en particular a especialistas.
“No hay médico. Estamos sin médico. Nos dejaron solos”, dijo entre lágrimas Mariia Hrebrenko, de 79 años, mientras un médico le tomaba la tensión y trataba de calmarla con suaves palmaditas en la mano. “Nadie nos ayuda”.
Las dificultades para conseguir atención médica han hecho que se agraven enfermedades previas que podrían haberse tratado con facilidad con atención médica habitual, explicó Bohdan Avramenko, un cardiólogo de 27 años que es el coordinador médico de FRIDA Ukraine, una organización ucranianoisraelí médica de ayuda.
“Ahora mismo su acceso limitado a medicina está causando más problemas crónicos y el agravamiento de problemas crónicos, lo que es muy malo para los pacientes porque enfermedades sencillas como la hipertensión, la diabetes, que pueden atenderse con una medicación muy sencilla, para ser sinceros, medicación muy barata, no pueden conseguirla”, dijo Avramaneko. “De modo que siguen con la tensión alta, con altos niveles de glucosa”.
Los equipos también han diagnosticado lo que parece una tasa creciente de cáncer, señaló. “El acceso limitado a los especialistas, el acceso limitado a ultrasonidos, a controles de cáncer, provocan muchos, muchos, muchos nuevos diagnósticos de cáncer”.
El grupo, formado por médicos voluntarios, ha prestado atención especializada en clínicas móviles en poblados y ciudades cerca del frente y en zonas recuperadas hace poco por fuerzas ucranianas. Dependiendo del lugar, pueden ver entre unas pocas docenas y 250 pacientes al día, y tratan de regresar a los lugares que ya han visitado una vez al mes para hacer un seguimiento de los pacientes.
Los especialistas más demandados son los oftalmólogos, los endocrinos y los cardiólogos, dijo Avramenko, y también proporcionan vacunas pediátricas. Los 14 médicos que trabajaban el domingo en Khrestyshche esperaban ver entre 50 y 60 pacientes ese día.
Los equipos de voluntarios gestionan las clínicas móviles en poblados sobre todo durante los fines de semana, porque entre semana trabajan en hospitales públicos y privados en otras zonas del país.
Joseph Farkas, de 61 años, es paramédico, enfermero y expolicía de Nueva York. Lleva ocho meses trabajando con FRIDA y ayuda a atender a familias en refugios antiaéreos en localidades golpeadas por los proyectiles, y en pueblos por los que no ha pasado un médico en meses.
“Quiero ayudar”, dijo. “Obviamente, lo que ocurre aquí, que el ejército ruso invada Ucrania, está mal. De modo que quería hacer mi parte para ayudar a la gente aquí”.
Olena Chetskaya, de 38 años, dijo que antes de la guerra tenían médico de familia y pediatra, pero ahora no hay nadie para derivar a la gente al especialista, de modo que la única opción es viajar a Sloviansk.
La clínica de voluntarios “es muy importante”, afirmó mientras esperaba para ver a un médico. “Tenemos muchos ancianos y no tienen la oportunidad de salir e ir a la ciudad”.
Una de ellos era Lyubo Rimar, de 74 años, que esperaba con paciencia para ver al endocrino. No se había sentido bien en toda la mañana, dijo, y sentía mucha presión en la cabeza.
“Por supuesto que esto es importante”, dijo de los servicios del grupo voluntario. “Somos mayores, y todas las enfermedades vienen a nosotros”.
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