El doctor Rommel Meléndez ha sustituido su vestimenta e instrumental médico con los que atendía a sus pacientes en Nicaragua por la indumentaria de un restaurante donde labora como mesero desde hace año y medio, cuando llegó como refugiado a Costa Rica.
Meléndez salió de Nicaragua de manera forzada hace cuatro años durante las protestas contra el presidente Daniel Ortega.
Él, al igual que miles más, buscaba salvar su vida. Cuenta que en los días de las protestas, su profesión fue criminalizada por asistir a los manifestantes antigubernamentales.
- ¿Prefiere un café o un frappé? - pregunta el médico previo a acceder a la entrevista. Su rostro luce bastante sereno. Dice que el día no ha sido tan movido como semanas anteriores.
“Ha sido muy difícil todo esto, pero poco a poco nos hemos venido integrando a trabajos que nos ofrecen, quizás no en el área nuestra, pero debemos buscar la forma de sobrevivir”, comenta el médico a la Voz de América mientras descansa.
Sus maletas las terminó de desempacar apenas hace dos meses, explica. Tenía la esperanza de retornar a Nicaragua, pero la idea se ha ido esfumando con el paso del tiempo, comenta.
Su actual hogar es una pequeña casa algo retirada de su trabajo, que renta junto a tres personas más para abaratar los gastos. “Solo yo no podría pagar este lugar”, afirma.
Por la falta de recursos, -afirma- previamente había sido acogido en la casa de un familiar en Costa Rica.
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Meléndez trabajaba como médico en Nicaragua y además impartía clases, pero de un momento a otro su vida cambió.
“Toda mi vida me había dedicado a ejercer la medicina en mi país, la docencia universitaria, pero las circunstancias cambiaron”, lamenta.
“Aquí intenté hacer lo mismo, pero fuimos prácticamente inhabilitados por el Colegio Médico de Costa Rica por una serie de requisitos que nos impusieron para ejercer la Medicina”, agrega.
En su caso, afirma que la administración de Daniel Ortega lo acusaba de armar a los manifestantes en la ciudad de Masaya, ubicada al sur de Managua y uno de los bastiones más críticos con el mandatario sandinista.
En Costa Rica, Meléndez ha trabajado haciendo de todo lo que le ofrecen. Comenzó brindando atención médica gratuita a nicaragüenses que se agolpaban en el parque conocido como La Merced, en San José, pero luego buscó otras alternativas para sobrevivir. Así fue -por ejemplo- encuestador de una empresa local.
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Migración nicaragüense “superó capacidad institucional”
El caso del médico nicaragüense es apenas uno de los miles que registró Costa Rica en el año 2018. De acuerdo con datos oficiales de Costa Rica, la migración de nicaragüenses se disparó a niveles históricos en ese año.
“Pasamos de recibir poco más de 6.000 solicitudes en 2017, la gran mayoría de personas de nacionalidad venezolana, y a partir de la situación política que se presenta (en Nicaragua) en los primeros meses de 2018 esa realidad cambió”, indicó a la Voz de América el subdirector de Migración y Extranjería de Costa Rica, Allan Rodríguez.
En 2018, Rodríguez se desempeñaba como jefe de la Unidad de Refugio de esa institución y afirma que la migración de nicaragüenses los hizo incluso reinventarse y establecer un sistema de citas para lo que es la atención de ese flujo que incluso “superó en su momento la capacidad institucional”.
“Es así como nosotros, de 2018 a la fecha, hemos recibido más de 180.000 solicitudes de refugio”, dijo el funcionario.
La cantidad de solicitudes ha llevado a que se alarguen los procesos y entrega de documentación para los que solicitan refugio. Además se han reportado casos de xenofobia.
El doctor Meléndez señala que en su caso “son esporádicos los comentarios de xenofobia” que ha vivido. “Quizás una o dos ocasiones he sentido un grado de xenofobia, pero en zonas rurales, pero en la ciudad, casi nula”, afirma.
Sin embargo considera que como migrante la situación de vivir en un país ajeno le dificulta la posibilidad de tener nuevas oportunidades. Por ello, dice, debería existir un mayor apoyo por parte de organizaciones.
“Los desafíos en el Día Internacional del Migrante es que tomen muy en cuenta nuestra situación, a pesar que han brindado apoyo, ha sido muy escaso”, lamenta el galeno que considera que “en Nicaragua hay una tragedia, un éxodo”.
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Las autoridades de Migración y Extranjería de Costa Rica indican que han buscado las alternativas para acelerar el apoyo a los nicaragüenses, que representan el 89 % de las solicitudes de refugio, seguido por un margen muy bajo de venezolanos, colombianos y salvadoreños.
“A la crisis política se suma la económica. La dictadura que reprime, y la situación económica. Cada día los precios están por las nubes. La canasta básica es un ejemplo de eso”, dice Meléndez, el doctor devenido en mesero. En su opinión, la migración continuará en aumento.
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