Venezolanas que huyen de su país están más expuestas a discriminación y violencia, según informe

Algunos migrantes venezolanos que cruzan la frontera de Bolivia a Chile, buscan refugio en el desierto luego de cruzar cinco países sudamericanos.

Amnistía Internacional detalló en un informe que las mujeres y niñas venezolanas que emigran se ven más expuestas a discriminación y violencia de género.

Las mujeres y niñas venezolanas que huyen de su país están más expuestas a sufrir violencia y discriminación en los países de destino, advirtió un informe de Amnistía Internacional este 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

El organismo señaló que, “tras huir de las violaciones de derechos humanos que se están cometiendo de forma masiva en su país de origen”, las venezolanas además se enfrentan a la violencia de género.

Erika Guevara Rosas, directora de AI, aclaró que, pese a que la violencia de género afecta a mujeres de todas las nacionalidades, son “las mujeres refugiadas y migrantes, principalmente de Venezuela, (quienes) enfrentan dificultades adicionales para acceder a la justicia, la protección y el apoyo”.

Amnistía detalló que algunas de las dificultades a las que estas mujeres y niñas se ven expuestas son “discriminación por razón de su nacionalidad; comentarios estereotipados que las hipersexualizan por parte de los agentes estatales que se supone que deben protegerlas”, además del miedo a interponer denuncias por su condición migratoria.

Perú uno de los principales agresores

Perú, uno de los principales países de acogida para los venezolanos, es uno de los señalados donde las migrantes sufren agresiones, según la investigación de AI.

“Tras entrevistar a sobrevivientes de violencia de género, a personas que defienden los derechos humanos y a autoridades, la organización confirmó que las mujeres venezolanas sufren acoso en el lugar de trabajo, en las calles y en los centros educativos”, cita el informe.

El documento, además, señala la existencia de “chantaje sexual” para permitirles mantener sus empleos o sus casas, así como abusos físicos y psicológicos.

La situación se ve reforzada, de acuerdo con Amnistía Internacional, por el hecho de que las mujeres refugiadas y migrantes no poseen un estatus migratorio regular y en algunos casos poseen “solicitudes de asilo pendientes que parecen paralizadas indefinidamente”.

El organismo instó a las autoridades peruanas a redoblar esfuerzos para frenar “la discriminación por motivos de género o de condición migratoria o de otro tipo”, y garantizar que los funcionarios del gobierno adquieran el “conocimiento de los mecanismos jurídicos existentes para atender a las sobrevivientes de violencia de género que están en situación migratoria irregular en el país”.

* Con la colaboración de Lenny Castro, desde San Francisco.

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