El gobierno en disputa de Nicolás Maduro ordenó la semana pasada la cuarentena colectiva de 30 millones de ciudadanos en Venezuela, prohibió el ingreso de vuelos de Colombia, Europa, Panamá y República Dominicana, y suspendió los vuelos regionales.
Otros países, como Perú y Argentina, han aplicado restricciones similares para frenar los contagios. Tales dinámicas implican la interrupción de las rutinas de millones de ciudadanos y su consecuente exposición a retos emocionales y psicológicos de envergadura, según expertos consultados por la Voz de América.
Abel Saraiba, psicólogo y psicoanalista, recuerda que los venezolanos han atravesado “situaciones difíciles” que han desafiado su supervivencia y resistencia, como el Gran Apagón de marzo de 2019, que dejó sin electricidad durante días al 90 por ciento del país.
El experto puntualiza que eventos de trauma social, como ese, llevaron a los venezolanos a someterse a “nuevos escenarios de privación y carestía”, más complejos de lo que acostumbraban.
También lea Analistas: el desplome del precio del crudo afectará alimentos y gasolina en VenezuelaNaciones Unidas denunció en junio de 2019 que los ciudadanos en Venezuela están expuestos a frecuentes vulneraciones a su derecho a un nivel adecuado de vida y al “deterioro” de su acceso a alimentos, medicinas y servicios como la electricidad, el agua y el el gas natural.
“De alguna manera, tenemos una experiencia previa gestionando situaciones de emergencia que puede ser de gran utilidad. Muchos países hoy recién están experimentando lo que significa el desabastecimiento o estos estados de incertidumbre”, observa Saraiba.
Diagnostica que el venezolano ha aprendido, en medio de su crisis rutinaria, a administrar los alimentos y recursos que tiene a mano en momentos de penuria.
El psicólogo, coordinador del programa Creciendo sin violencia de la oenegé venezolana Cecodap, acota que la pandemia del COVID-19 es inédita. Y por lo tanto, nadie, a su juicio, está plenamente preparado.
Saraiba reflexiona que “la ventaja” de otros países es tener servicios básicos ininterrumpidos. En Venezuela, acota, ese beneficio está en vilo hasta en la misma capital, Caracas.
Experiencia acumulada
Meurys Rivero, psicóloga clínica de la Universidad Central de Venezuela, expone que la ciencia es capaz de explicar por qué la experiencia de los venezolanos en situaciones de ansiedad social ha heredado recursos emocionales y de conocimiento ante medidas como la cuarentena o la escasez.
“Desde el punto de vista neurobiológico, nuestras experiencias preliminares nos dan las herramientas necesarias para experimentar nuevas experiencias similares. Es resiliencia”, comenta.
Rivero menciona que el venezolano común ha desarrollado su capacidad de, por ejemplo, cubrir y solventar las necesidades dentro del hogar en coyunturas inesperadas de incertidumbre.
“No es decir ‘esto es maravilloso’ o que nos hayamos acostumbrado a la crisis, sino que, desde la ciencia, hay una explicación: tenemos experiencias, que se guardan y, cuando estamos ante situaciones similares, las sacamos a relucir”, explica.
La psicóloga considera que la diáspora también ha provocado un efecto positivo en el conocimiento del venezolano sobre la infección respiratoria y las medidas sanitarias aplicadas en múltiples países.
Naciones Unidas calcula que cinco millones de venezolanos han abandonado su país huyendo de la vulneración de sus derechos económicos y sociales.
Inmunodepresión por estrés
Diego Shortt, psicólogo y profesor de la Universidad Rafael Urdaneta, secunda que las vivencias continuas en una crisis crónica y con marcadas limitaciones en la calidad de vida han ayudado al venezolano a desarrollar resiliencia en coyunturas de estrés social.
“No es que nos inmuniza, pero es cierto que el venezolano ha desarrollado ciertas habilidades de supervivencia que pueden ayudarlo a sentir que tiene una mayor resistencia frente a situaciones de estrés marcado”, apunta.
Anticipa que el aumento de casos positivos por COVID-19 o el eventual colapso del sistema sanitario nacional pueden modificar la percepción del venezolano de su capacidad de resistencia.
“Si gradualmente observa que en un momento dado la situación lo desborda, puede experimentar ansiedad como cualquier ciudadano del mundo en países con mayores recursos”, declara.
Advierte que la cuarentena colectiva en Venezuela o cualquier país que adopte la medida puede reflotar complicaciones preexistentes en las relaciones de las parejas y de la familia en general.
Short resalta que el estrés intenso prolongado puede manifestarse en insomnios, tensiones musculares, la ausencia de deseo sexual o deseos de comer -o supresión de ellos-.
Esas expresiones del estrés minan la salud física y pueden dejar a la persona vulnerable ante una infección respiratoria de contagio agresivo. “El estrés afecta el sistema inmunológico”, dice.
Es lo que, en tiempos de pandemia, “menos se quiere”, menciona Shortt.
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