La tercera reconversión monetaria que registra Venezuela en menos de 13 años no generó mayor expectativa entre los ciudadanos que, habituados por la hiperinflación, desde hace varios años dejaron de manejar bolívares en efectivo salvo para operaciones puntuales, como el pago de transporte público o gasolina subsidiada.
Sin embargo, desde el viernes, cuando entró en vigencia la nueva reconversión, por curiosidad o necesidad, muchos acudieron a cajeros automáticos en busca de alguno de los nuevos billetes de 5, 10, 20, 50 o 100 bolívares.
En las redes sociales, varias personas reportaron haber obtenido billetes de 10 bolívares en cajeros automáticos, pero en otros casos, dijeron decepcionados que los billetes fueron del cono monetario anterior que, según una resolución del Banco Central de Venezuela (BCV), continuará circulando y coexistirá con la nueva especie monetaria mientras sea dispuesto por la institución.
La Voz de América acudió a un cajero automático en un banco de un pequeño centro comercial en una zona residencial del este de Caracas, esperando obtener un billete de 5 bolívares del nuevo cono monetario (equivalente a 1,19 dólares por la tasa oficial), pero el cajero emitió 5.000.000 bolívares en 10 billetes de 500.000 de la antigua denominación.
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La vicepresidenta Delcy Rodríguez había adelantado que, como ocurrió en el pasado, los nuevos billetes “van a coexistir con los viejos billetes”, hasta que “llegado el momento solamente va a existir la nueva familia”.
“Ya se encuentran en las agencias bancarias de todo el territorio nacional billetes de 5 y 10 bolívares, que a partir del lunes 4 de octubre van a estar circulando en todo el territorio nacional (…) ya más del 90% de la familia de este bolívar con nueva expresión monetaria están en las agencias bancarias a nivel nacional”, dijo Rodríguez.
“Todo importe expresado en moneda nacional se dividirá entre un millón. Seis millones de bolívares equivalen a 6 bolívares. Lo que estamos haciendo es la supresión de 6 ceros a la moneda nacional para hacer más fácil su utilización”, explicó la semana pasada en declaraciones transmitidas a través del canal del Estado.
Pero adaptarse tomará unos días. Muchos venezolanos que ya estaban acostumbrados a escuchar montos millonarios al momento de pagar una factura, ahora han tenido que detenerse para aclarar si lo que le están cobrando es en dólares o en bolívares.
“El viernes pedí por teléfono comida para llevar en un restaurante que no tiene delivery. Siempre voy, pero no me acordaba de los precios. Cuando fui a buscarlo me asusté porque el cajero me dijo que eran 200. Tuve que preguntar si bolívares o dólares, me aclaró que eran bolívares y le pedí que me diera el monto en dólares. Total, que fueron 48 dólares al cambio. A mí que me hablen de dólares, si no me toca sacar calculadora”, comentó un hombre riendo.
La VOA también constató que, en general, la mayoría de los establecimientos del mismo centro comercial operaban con normalidad.
En una tienda de venta de lencería para el hogar, la dependienta dijo que aún estaban “adecuando su sistema”, por lo que hasta este lunes no estarían recibiendo bolívares.
“Por ahora sólo dólares en efectivo o Zelle, pero realmente así son casi todas nuestras operaciones normalmente”, dijo la vendedora con indiferencia hacia la reconversión.
La dolarización transaccional de facto que ha vivido el país acentuó el desinterés que muchos manifiestan por el bolívar, al que pocos quieren, pero siguen necesitando para “completar” alguna transacción.
Por ejemplo, si en un supermercado una persona debe pagar 22,30 dólares y decide que la operación sea en efectivo, probablemente (o al menos es lo que suele ocurrir), pagará con un billete de 20 dólares y la diferencia la cancelará en su equivalente en bolívares, bien sea por tarjeta de débito o mediante algún tipo de pago interbancario inmediato como Pago Móvil.
Los expertos coinciden en referirse a la reforma como una medida “cosmética” que no viene acompañada de otras medidas y advierten que, de no corregir “problemas macroeconómicos de fondo”, el nuevo bolívar perderá valor como sucedió a sus predecesores.
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