Aunque en los últimos años Rusia y Venezuela han firmado diversos acuerdos de cooperación en las áreas técnico-militar, salud, turismo e industria, los expertos consultados por Voz de América coinciden en que las relaciones comerciales “son pequeñas” y el interés de Moscú es de carácter geopolítico.
A propósito de la reciente invasión a Ucrania, el presidente Nicolás Maduro anunció que “a todo nivel” mantendrá sus relaciones comerciales con Rusia y dijo que su Gobierno está listo “para venderle, modestamente, todo lo que necesite comprar”.
“La principal guerra que hay en el mundo es económica, financiera, comercial, es el uso indiscriminado, ilegal, de la moneda del dólar del sistema financiero por parte de Estados Unidos y Europa para hacerle daño a los países del mundo. Es un crimen lo que están haciendo contra el pueblo ruso, es una guerra económica”, expresó Maduro el miércoles por la noche.
También lea Rusia y Ucrania intercambian ataques con misiles y al menos una persona muere en KievDurante una visita a Venezuela el mes pasado, el viceprimer ministro ruso Yuri Borisov declaró, según el medio ruso Sputnik, que en 2021 las relaciones comerciales entre Caracas y Moscú aumentaron casi en un 50 % en relación al 2020 y se refirió a país suramericano como un socio “estratégico” de Rusia en América Latina.
“En cuanto a los intercambios bilaterales, quería destacar que las mercancías son de mayor social importancia, como productos farmacológicos y también alimentos, quería destacar la insulina. Llevamos las conversaciones en cuanto a producir localmente la insulina en suelo venezolano”, había dicho Borisov en una visita anterior en marzo de 2021.
Recientemente, Venezolana de Televisión, el principal medio del Estado, anunció que Venezuela exportó a Rusia un cargamento de frutas y cacao.
José Guerra, economista y miembro del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), evalúa las relaciones comerciales entre Venezuela y Rusia como “insignificantes”, ante la limitada capacidad exportadora de Venezuela, cuya economía ha caído un 70 % en los últimos años.
Subraya que el principal producto de exportación de Venezuela es el petróleo y apunta que Rusia es el tercer productor de petróleo del mundo después de Estados Unidos y Arabia Saudita, por lo que Venezuela “no puede” exportar petróleo a Rusia.
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“¿Productos siderúrgicos, que era el segundo rubro de exportación de Venezuela? Las siderúrgicas están cerradas, las empresas de cemento están cerradas (…) ¿qué pudiese exportar Venezuela a Rusia?, unas cajas de ron, básicamente, unos productos del mar. Hasta allí. ¿Y qué hace Rusia? Envía unos turistas a la isla de Margarita y hasta allí llega la relación comercial”, expone Guerra.
Leonardo Buniak, economista y calificador de riesgo bancario, destaca el carácter geopolítico de las relaciones que han convertido en Rusia en un proveedor muy importante de armamento para Venezuela.
“Más importante es la relación comercial con China. El interés ruso en Venezuela es de carácter geopolítico. Rusia ha querido ayudar a Venezuela, pero no puede, y China, que sí puede, no quiere”, señaló.
Buniak no ve que el conflicto en Ucrania tenga mayor incidencia desde el punto de vista económico en la relación comercial con Venezuela porque “tiene poco impacto”.
“Es una economía precaria, poco diversificada, monoproductora, pero dependiente y exportadora solamente de crudo. En todo caso Venezuela es un rival en el mercado para los rusos”, detalla.
Julio Márquez, economista y profesor universitario, añade que las relaciones entre Caracas y Moscú, desde el punto de vista de estadísticas oficiales, es opaca y recuerda que en 2011 Rusia hizo un préstamo de 4.000 millones de dólares para compras de equipos.
“En 2019 Venezuela todavía debía algo más de 3.000, por lo que pensamos que esa deuda todavía no ha sido cancelada. Lo que sí tenemos como dato cierto es que la compra de armamentos rondaba anualmente por sobre 1.000 millones de dólares y en 2020 fueron 460 millones de dólares”, añadió.
En 2005, el gobierno del expresidente Hugo Chávez comenzó a adquirir armamento y helicópteros rusos, al punto de que Rusia se convirtió en uno de los mayores proveedores de armas de Venezuela.
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Consultado por VOA respecto al papel que ha jugado Rusia para permitir a Venezuela sortear las sanciones impuestas por la comunidad internacional, Márquez afirma que “es claro que ha ayudado de alguna manera con algún tipo de ingeniería financiera”.
Destaca que, en buena medida, “las pocas exportaciones de petróleo que se están logrando” tienen que ver con el apoyo de Rusia.
“De alguna forma vende el crudo venezolano como si fuera propio y lo está colocando en Asia fundamentalmente”.
Buniak evoca los vínculos que mantuvieron Rosneft y Petróleos de Venezuela (PDVSA), “con inversiones concretas” en la faja bituminosa del Orinoco y la constitución de empresas mixtas.
“En algún momento Rosneft se convirtió en un vehículo para que Venezuela pudiera eludir las sanciones impuestas en agosto de 2017, que desencadenaron en sanciones energéticas en el 2018. Además de ser un proveedor de diluyentes, un exportador de gasolina y algunos productos que requería PDVSA para la elaboración de sus productos finales”, especifica.
En 2019, la petrolera rusa vendió sus activos en Venezuela, entre otras cosas porque Estados Unidos se convirtió en un “cliente muy importante”, y debido a las consecuencias económicas y financieras por “ayudar a Venezuela a eludir las sanciones”.
“Obviamente cuando haces un análisis de costo y oportunidad te preguntas cuánto me está rentando mi operación con Venezuela versus cuánto me están costando financieramente las sanciones impuestas. Hubo presión de los accionistas para que se tomara una decisión y de alguna manera se privilegiara el interés económico de Rosneft versus el interés geopolítico del Kremlin en Venezuela”, asegura.
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Implicaciones del apoyo a Rusia
Márquez estima que el conflicto en Ucrania pudiera complicar el apoyo que Rusia le presta a Venezuela y sostiene que, a su vez, el “apoyo irrestricto” de Maduro a Rusia pudiera evitar el levantamiento de las sanciones, lo que, a la larga, pudiera presentar serios inconvenientes.
Al respecto, Buniak advierte que un eventual reconocimiento de Venezuela a las regiones separatistas de Donetsk y Luhansk podría desencadenar un “recrudecimiento de las sanciones” contra Venezuela.
“Muy importante lo que pasa en el futuro inmediato, si Venezuela reconoce o no, como lo hizo con Abjasia y Osetia del Sur en el Cáucaso en el conflicto con Georgia”, dice.
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