Venezuela es el segundo país del mundo con mayor número de muertes violentas, según un informe del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV).
Este año el país registrará unos 25 mil fallecidos, según el OVV, una organización no gubernamental que monitorea la situación de la violencia en Venezuela.
“Los resultados obtenidos nos indican que conservadoramente podemos estimar que el año 2014 concluirá con 24.980 fallecidos y una tasa de 82 muertes violentas por cada 100 mil habitantes”, establece el informe.
El OVV comparó la tasa de muertes violentas con países tradicionalmente violentos. El más violento es Honduras, con una tasa de 104 muertes violentas por cada 100 mil habitantes.
Venezuela supera a Jamaica (45 por cada 100 mil habitantes), El Salvador (44), Colombia (44), Brasil (32) y México (22).
En 2013 la cifra de muertes violentas en Venezuela llegó a 24.763 personas, según la organización.
El informe contrastó las cifras de la Organización Mundial de la Salud con las propias.
El OVV está integrado por investigadores de siete universidades venezolanas que se han dedicado a ofrecer año a año estimados de muertes violentas debido a “la censura oficial a los datos de criminalidad y violencia que por once años ha tenido el país”.
El informe señala que no pudo observar “un crecimiento relevante en el número de los homicidios en el conjunto del país", pero sí encontró diferencias en las regiones de Venezuela.
"En unas áreas disminuyó el delito violento, mientras que en otras se incrementó, sin que puedan encontrarse explicaciones consistentes para una u otra tendencia”, explica el documento.
El OVV tipifica como muerte violenta los asesinatos, ajuste de cuentas y resistencia a la autoridad (enfrentamientos con la policía).
En ciudades como Caracas, diciembre ha sido el mes más violento del año.
En 28 días han ingresado a la morgue 468 cuerpos de personas que han fallecido de forma violenta, según El Nacional.
Además, el OVV realizó estudios de opinión que reflejaron “un incremento en el miedo de las personas”.
Uno de los hallazgos es que las personas han modificado su forma de vida por la inseguridad.
“Estas dejan de realizar actividades, regresan a casa y se encierran más temprano y confían más en la protección de sus vecinos que en la policía”, señala el informe.
Además, advierte que "menos del 10% de la población confía en la capacidad del gobierno para enfrentar eficientemente el delito y restaurar la seguridad”.