El eventual referendo revocatorio contra el presidente venezolano Nicolás Maduro, en 2022, es una estrategia desacertada que desmotivaría al electorado y a los partidos políticos de la oposición, advierten analistas consultados por la Voz de América.
Este martes, un movimiento político aliado del líder opositor Juan Guaidó entregó al Consejo Nacional Electoral (CNE) su solicitud de activación del revocatorio presidencial tomando en cuenta que, según sus cálculos, el 24 de mayo pasado se cumplieron tres años de la juramentación de Maduro en su cargo.
“Implica la activación administrativa de una respuesta, que tenemos la expectativa sea en los próximos días, para poder activar el cronograma electoral y tomar las medidas necesarias en función del revocatorio sin que esto perturbe la convocatoria de elecciones regionales y municipales”, manifestó en Caracas el politólogo Nicmer Evans, del Movimiento Democracia e Inclusión.
Evans se mostró esperanzado de que toda la oposición se una a la iniciativa de referendo, incluida en el artículo 72 de la Constitución que propuso y aprobó los partidos aliados del fallecido presidente Hugo Chávez hace 22 años.
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La convocatoria de un referendo contra Maduro ocurriría en un contexto pandémico, de crisis humanitaria y económica que atenta contra la motivación electoral en el país, observa Juan Manuel Track, doctor en procesos políticos.
“Sería ofrecerle en bandeja de plata al gobierno una victoria fácil, sin mayor problema. Por las capacidades de la oposición, el vaciado de muchos partidos por la migración, el contexto humanitario del país, la incertidumbre sobre las condiciones electorales de este año y sus resultados, no pensaría que un revocatorio sea una estrategia viable para lograr un cambio político. Daría al gobierno una victoria muy desmotivante”, dice a la VOA.
Maduro logró la reelección en mayo de 2018 en unos comicios valorados como inconstitucionales por la oposición y parte de la comunidad internacional. Sus detractores alegaron que incurría en usurpación y el Parlamento, de mayoría opositora, apoyó en 2019 la juramentación del diputado Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela.
Propuesta "incoherente"
La solicitud de este martes de parte de aliados de Guaidó representa una “incoherencia” que contraviene el argumento de la usurpación de la presidencia, opina Pedro Urruchurtu, politólogo vinculado al partido Vente Venezuela.
“El problema de fondo a la hora de hablar del referendo es que demuestra una enorme incoherencia por sus proponentes. No puedes rebuscar algo que no existe. En Venezuela existe un vacío de poder desde enero de 2019, fue lo que provocó la juramentación de Guaidó como presidente constitucional”, señala.
Según Urruchurtu, ese evento electoral “pretende echar por la borda” el trabajo político internacional de la oposición en los últimos dos años e, incluso, la categorización de Maduro como un presidente ilegítimo.
“En el momento en que se impone la narrativa de un revocatorio, no solo se le cambia la etiqueta al régimen, sino que, además, se le pone la etiqueta de ‘presidente’, ‘legitimidad’ y ‘reconocimiento’”, comenta a la Voz de América.
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Similar análisis comparte el analista político y docente universitario Víctor Maldonado. A su entender, el nuevo Consejo Nacional Electoral venezolano no tiene la independencia suficiente para establecer “reglas claras” del referendo.
“El CNE no tiene capacidad sistémica, sino atribuciones limitadas. Será expresión del curso estratégico del régimen”, señala a la VOA.
El mes pasado, el Parlamento de mayoría oficialista seleccionó un nuevo directorio del poder electoral con tres integrantes vinculados al madurismo y otros dos cercanos a la oposición. La comunidad internacional, entre ella la Unión Europea, reaccionó con cautela al señalar que esa designación debería ser “un primer paso” para la redemocratización integral de Venezuela.
Maldonado acota que la oposición contemporánea exhibe “vacío político y está segmentada, devastada, extorsionada y dividida en tres toletes (partes)”.
Valora que un referendo revocatorio pueda significar “la domesticación” de partidos pertenecientes a la oposición venezolana. “Esta idea es un señuelo para legitimar su próxima jugada, las elecciones regionales”, en noviembre, indica.
Maduro se refirió positivamente hace seis meses a la opción de encarar un referendo revocatorio en 2022. “Todo aquel opositor que quiera ejercer su derecho constitucional a recoger firmas y solicitar un referendo revocatorio contra el presidente Maduro tiene su derecho y puede ejercerlo”, dijo entonces.
Sin garantía de poder
Trak, por su parte, cree que la estrategia de organización político partidista de los adversarios de Maduro para ganar el poder nacional debe centrarse en 2024, cuando se celebrarían nuevas elecciones presidenciales.
“El revocatorio no te garantiza llegar al poder”, asegura. La Constitución establece que, si pierde el referendo, Maduro debe abandonar el cargo para entregarlo a su vicepresidente hasta que se realicen nuevas votaciones a la primera magistratura del país, en teoría, 30 días luego del referendo.
También lea Vicepresidente del nuevo CNE venezolano: “No existe otra alternativa a la negociación”Maduro ha insistido desde 2019 en que sus opositores recurran a iniciativas electorales para hacerse con el poder y en las últimas semanas ha aplaudido el inicio de conversaciones informales entre sus voceros y delegados de Guaidó.
Guaidó planteó hace dos semanas la urgencia de un “acuerdo de salvación nacional” que incluya un cronograma electoral amplio y negociaciones formales con el gobierno de Maduro, lo que algunos partidos, como Vente, le critican.
En ese contexto político, opina el analista Víctor Maldonado, el referendo revocatorio es “una estrategia irreal” con mínimas posibilidades de éxito.
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