Chavistas alientan al voto como un acto de fe

Una católica venezolana asiste a misa en Semana Santa, en la Basílica de Santa Teresa, en Caracas.

Los esfuerzos del oficialismo en Venezuela por presentar al extinto presidente Hugo Chávez como un “santo” tienen un evidente propósito electoral.
Si en vida los maratónicos discursos de Hugo Chávez y las noticias relacionadas con sus exabruptos y sus decisiones políticas no dejaban mayor espacio a la vida privada de los venezolanos, por obra del gobierno su figura ha cobrado ahora una nueva y más cosmológica dimensión, la de Cristo de los pobres.

Desde su fallecimiento, la huella de Chávez no ha desaparecido de las arengas del oficialismo ni de los espacios de la televisión estatal, mediante la repetición de sus discursos, con fotografías enormes desplegadas en los edificios públicos, y a través de la deliberada convocatoria de que en las elecciones del 14 de abril Venezuela saldrá a votar por un “santo”.

Los esfuerzos por dar un sitial divino a Chávez y presentarlo como un líder supremo, trascendente, un muerto que desde el cielo sigue llevando las riendas del país tiene sólo como paralelo la veneración inculcada en Cuba—aún en vida—a Fidel Castro, y como único antecedente la impuesta por regímenes totalitarios en torno a figuras como Lenin, Mao, y los descendientes de Kim Il Sung.

Un semana después de su muerte, el día que el cardenal Jorge Bergoglio fue elegido primer Papa latinoamericano, el presidente encargado de Venezuela y su sucesor, Nicolás Maduro, llegó a decir: “Nosotros sabemos que nuestro comandante ascendió hasta esas alturas (el cielo), está frente a frente a Cristo. Alguna cosa influyó para que se convoque a un Papa suramericano".

El paroxismo de su canonización gubernamental ha llegado a extremos como los de unos dibujos animados parte de un video preparado para la campaña electoral de Maduro en los que se ve a Chávez cuando es recibido presuntamente en el cielo por personalidades históricas como Simón Bolívar y Evita Perón.

En el video de un minuto, producido por Vive TV, red integrante del Sistema Nacional de Medios Públicos de Venezuela, y en el que Chávez aparece ataviado con su tradicional chaqueta de tres colores, los de la bandera de Venezuela, también se ven recibiéndolo en su Paraíso al expresidente chileno Salvador Allende, y al guerrillero comunista Che Guevara.

La conmemoración de la Semana Santa ha sido una ocasión propicia para que el oficialismo haya utilizado la figura del extinto gobernante con fines proselitistas y por estos días estampitas con la figura de Chávez aparecieron a a las puertas de los templos en Caracas junto a las imágenes de vírgenes y de Jesucristo, tradicionalmente difundidas en la fecha.

La intención de crear para Chávez un profano altar de la política pero ungiéndolo como “Jesucristo de los pobres” fue puntualmente rechazada por el Arzobispo de Caracas, el cardenal Jorge Urosa Savino, quien en una misa de Jueves Santo advirtió que no se puede comparar a ningún gobernante con Jesucristo.

"Jesús está en un nivel divino, trascendental, religioso y sobrenatural. No puede haber un Cristo nuevo y diferente a Jesús de Nazaret”, dijo el cardenal, cuya homilía fue recibida con aplausos y vivas de los feligreses que colmaban la Catedral, y a quienes el prelado pidió profesar la fe católica con orgullo "en tiempos cuando (en Venezuela) soplan vientos de rechazo hacia Dios".