El diálogo promovido por el chavismo en Venezuela representa un dilema para la oposición que involucra su regreso a la competencia electoral y la revisión de sanciones extranjeras, según dijeron actores políticos y analistas consultados por la Voz de América.
Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional electa en 2020, de mayoría oficialista, encabeza desde hace dos semanas una comisión especial para el diálogo, que aspira a incorporar propuestas de todos los sectores para “superar el conflicto político” en el país, según explicó.
Catorce diputados del nuevo Parlamento, desconocido por la oposición, la OEA y la Unión Europea, integran esa iniciativa. Junto a Rodríguez, se reunieron la semana pasada con delegados de las universidades y la empresa privada.
También lea Venezuela: empresarios y miembros del Parlamento sostienen encuentroRodríguez, psiquiatra de profesión, hijo de un dirigente de izquierda asesinado en 1976 bajo custodia de la policía política venezolana, ha dicho que el diálogo incluye temas como las sanciones internacionales contra el gobierno de Maduro y la ayuda humanitaria. La oposición exige elecciones legislativas y presidenciales.
Juan Guaidó, presidente del Parlamento electo en 2015 y considerado como presidente interino de Venezuela por 50 gobiernos, rechaza el llamado a diálogo por creerlo poco genuino y acusa al madurismo de querer ganar tiempo.
Jesús Seguías, presidente de la firma consultora Datincorp, detalla que el país está “agotado, extenuado, arruinado” y ávido del destrabamiento de la crisis, muy probablemente mediante un proceso de entendimiento político.
El escenario nacional comienza a nadar a contracorriente de las estrategias oficialistas u opositoras que propongan radicalizar el caos, explica.
Las más recientes encuestas de Datincorp reflejan que 88% de los venezolanos no confía en la dirigencia política, y que entre 82% y 88% de los ciudadanos rechaza el desempeño de Maduro y Guaidó.
Ello explica por qué, según Seguías, los empresarios privados decidieron recibir en su despacho nacional a Jorge Rodríguez, hombre de confianza de Maduro, contraviniendo las opiniones de Guaidó y sus principales aliados.
Esa reunión, dice, forma parte de “amagos aislados” a un proceso formal de negociación, a los que ya se han sumado algunos factores opositores.
“El gran dilema no es la ruta a tomar. El gran dilema es cómo desmonta la oposición un discurso abstencionista, de negación a toda solución electoral, para luego asumirla”, expresa en conversación con la VOA.
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Negociación "sin complejos"
Carlos Berrizbeitia, diputado opositor y uno de los tres miembros de la directiva del Parlamento electo en 2015 que lideró Juan Guaidó, respalda que haya conversaciones de corte político en Venezuela, pero pide identificarlas “sin complejos” como una negociación.
“La palabra diálogo, sin complejos, hay que cambiarla por negociación. Hay que ser sincero con el país y a la comunidad internacional. Debemos entrar en un proceso de negociación poniendo primero al país”, manifiesta el legislador, dirigente nacional del partido opositor Proyecto Venezuela, a la VOA.
Da la bienvenida “entre comillas” al diálogo que promueve Jorge Rodríguez. Sin embargo, a su juicio, debe haber protagonismos de nuevos actores en esas conversaciones para brindarles credibilidad tras varios intentos fallidos.
“No pueden ser los mismos actores, tanto del régimen como la oposición. Debe haber actores diferentes para reiniciar esa negociación por el bien del país, que ya no aguanta más la crisis”, advierte el parlamentario venezolano.
Dos procesos de negociación de alto nivel entre el chavismo y la oposición han fracasado desde 2017. El primero tuvo lugar en República Dominicana, con la mediación del Vaticano, y el segundo, en Barbados, con la facilitación del reino de Noruega
El madurismo instaló después una mesa de negociación con la oposición disidente, que participó en las parlamentarias del año pasado.
Venezuela está atascada en lo que numerosos analistas han calificado como una “tormenta perfecta” de la crisis. El año pasado, registró la peor inflación del mundo, de 3.700 por ciento, mientras las fallas de servicios, la pobreza y las condiciones sanitarias recrudecen en un marco de estancamiento político.
La oposición, que acusa a Maduro de usurpar la presidencia, apoya al autodenominado gobierno interino de Guaidó, si bien no cuenta con el poder de facto. El madurismo instaló un nuevo Parlamento, que domina, luego que al menos 37 partidos opositores no participaran en las elecciones de diciembre pasado.
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Seguías confía en que ya esté cerrado el ciclo de “confrontaciones absurdas” y estrategias erradas, como la insurrección popular o militar. “Los venezolanos están cansados de esta camorra cínica, destructiva. Estamos comenzando a entender que, si no nos entendemos, vamos a salir muy mal todos”, examina.
Remarca que la comunidad internacional está consciente de que la solución en Venezuela es una negociación política que conduzca a un desenlace electoral.
Berrizbeitia, por su parte, recomienda el concurso de actores internacionales creíbles, como la Unión Europea, que den “blindaje, un marco de seguridad y representatividad” a las negociaciones para destrabar la crisis en Venezuela.
Otro punto clave que se debe garantizar es la unidad opositora, opina, para no debilitarse frente a la contraparte en un proceso de conversaciones. “La actitud tiene que ser de unidad, con puertas abiertas, de transparencia”, aconseja.
El diputado remarca que los dirigentes de la variopinta oposición venezolana, entre los que menciona a Henrique Capriles Radonski, María Corina Machado, Henry Ramos Allup, Manuel Rosales y Julio Borges, depongan sus “intereses personales” para lograr una “unidad monolítica” de cara a las negociaciones con el gobierno de Maduro.
Esa unidad involucraría la admisión de equivocación de parte de Guaidó para expresar “sin confusión” lo que sería su nueva estrategia, apunta Seguías.
“Si no lo dice, seguirá la promiscuidad política entre la vía insurrecional y la vía electoral en Venezuela”, asevera.